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Muere a los 89 años Pepe Mujica, el expresidente uruguayo que atrajo simpatías por su austeridad

Redacción de CubitaNOW ~ martes 13 de mayo de 2025

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José “Pepe” Mujica, uno de los líderes más emblemáticos de América Latina, falleció a los 89 años luego de meses de lucha contra un cáncer de esófago. Su legado trasciende la política uruguaya: fue un referente moral para gran parte de la izquierda regional y una figura global por su coherencia personal con su pensamiento político.

Con una vida marcada por la austeridad, Mujica fue presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, y durante su mandato sorprendió al mundo al rechazar los lujos del poder. Prefirió seguir viviendo en su modesta granja en las afueras de Montevideo, acompañado de su esposa, la exsenadora y exguerrillera Lucía Topolansky, y su recordado perro de tres patas, Manuela.

Desde su célebre discurso en la conferencia Río+20 en 2012, donde denunció el modelo de desarrollo basado en el consumo desmedido, Mujica captó la atención internacional. “No somos pobres por tener poco, sino por necesitar mucho”, dijo entonces, llamando a una reflexión profunda sobre los valores que rigen nuestras sociedades. En ese foro, advirtió sobre el costo ambiental y humano del materialismo desenfrenado y preguntó: “¿Qué pasará cuando los países más pobres quieran consumir como los más ricos?”.

Nacido el 20 de mayo de 1935, en una familia de pequeños productores rurales, Mujica tuvo desde joven una estrecha relación con la tierra. En su juventud, se vinculó primero al Partido Nacional, pero pronto se inclinó hacia posiciones de izquierda más radicales, influido por ideas marxistas y anarquistas.

En los años 60 se unió al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), una guerrilla urbana inspirada en la Revolución Cubana. Participó en acciones armadas, incluyendo el asalto a la ciudad de Pando en 1969, aunque no se le atribuyen directamente secuestros ni asesinatos. Fue capturado y encarcelado en varias ocasiones, y pasó 13 años preso en condiciones extremas durante la dictadura uruguaya, desde 1972 hasta su liberación en 1985.

Tras la restauración democrática, Mujica abandonó la lucha armada y se integró a la política institucional. Se unió al Frente Amplio, la coalición de izquierda que más tarde llevaría al poder. En 1995 fue elegido diputado y en 2009 ganó las elecciones presidenciales. Su gobierno impulsó reformas sociales de impacto internacional, como la legalización del aborto, el matrimonio igualitario y la regulación estatal del cannabis.

Durante su gestión, Mujica mantuvo un estilo de vida que contrastaba con la mayoría de los jefes de Estado: vestía con ropa sencilla, donaba gran parte de su salario a causas sociales y rechazaba la residencia presidencial. Era frecuente verlo conducir su viejo Volkswagen Escarabajo o comprar flores para vender en ferias, una actividad que nunca abandonó del todo.

Su trato directo y descontracturado también generó incomodidades en ambientes diplomáticos más formales. Rehuía del protocolo y prefería la conversación espontánea. En una cumbre del Mercosur, por ejemplo, se presentó sin traje ni corbata, algo que para él simbolizaba coherencia con sus valores.

Sin embargo, su figura no estuvo exenta de críticas. Algunos sectores lo señalaron por no haber hecho suficientes reformas estructurales o por permitir ciertas irregularidades en su administración. También fue criticado por su cercanía con regímenes como el de Nicolás Maduro en Venezuela. Aun así, incluso entre sus detractores era valorado por su integridad personal.

El “presidente más pobre del mundo”, como lo bautizaron algunos medios internacionales, siempre rechazó esa etiqueta. Decía que su estilo de vida no era pobreza, sino libertad: tener menos para vivir mejor.

En sus últimos años, retirado de la política activa aunque presente en el debate público, Mujica mantuvo su compromiso con las causas sociales y su mensaje humanista. Enfrentó el cáncer con la misma sobriedad con que vivió. “La muerte es quizás lo que da valor a la vida. Es una lucha que siempre perderemos, pero la enfrentamos con amor”, expresó poco antes de morir.

Su historia, que incluye capítulos de lucha armada, prisión, presidencia y filosofía de vida, deja una huella profunda en la historia contemporánea de América Latina. José Mujica muere, pero su legado trasciende generaciones, como símbolo de que otra forma de ejercer el poder es posible.


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