El poblado de Sabanilla, en la provincia de Matanzas, vive una de sus peores crisis de abandono e incomunicación. Una denuncia ciudadana publicada en redes sociales expuso la grave situación que enfrentan los vecinos, tras un accidente ocurrido en la localidad que dejó al descubierto la inoperancia del régimen cubano y la ausencia de las instituciones estatales.

Según el testimonio difundido en el perfil de Facebook “Díaz Canel S…”, un ómnibus impactó contra un poste eléctrico y una vivienda. El poste cayó en medio de la calle, generando un alto riesgo para los transeúntes y los residentes de la zona.

Sin embargo, ni la policía ni la empresa eléctrica acudieron al lugar de inmediato.

Los intentos de los vecinos por comunicarse con los números de emergencia, como el 18888, resultaron inútiles, ya que el poblado se encuentra completamente incomunicado debido a que ETECSA no cuenta con respaldo en el área.

A esta situación se sumaron más de 22 horas continuas de apagón, lo que convirtió la jornada en un verdadero infierno.

Cuando finalmente se restableció el servicio eléctrico, los vecinos tuvieron que enfrentar múltiples cortocircuitos, lo que elevó aún más la sensación de peligro e indefensión.

Ante la falta de respuesta local, algunos pobladores tuvieron que trasladarse al municipio de Unión de Reyes para reportar lo ocurrido, pero ni siquiera esa acción generó la presencia de funcionarios, autoridades del Partido Comunista o representantes del gobierno.

La denuncia subraya que los habitantes de Sabanilla se sienten abandonados y víctimas de un “genocidio silencioso”.

Las carencias se acumulan: apagones de más de 24 horas diarias, incomunicación total, falta de agua potable y escasez de alimentos. La ausencia de una respuesta oficial no solo incrementa la frustración ciudadana, sino que también revela la precariedad de los servicios básicos en las comunidades rurales de Cuba.

“El pueblo de Sabanilla está siendo asesinado lentamente”, señala la publicación.

La desesperación y la indignación de los vecinos reflejan una realidad compartida en muchos rincones del país, donde la crisis energética, la falta de infraestructuras y el abandono estatal se han vuelto parte del día a día.

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