En medio de la creciente preocupación por el aumento de focos de mosquitos en diferentes barrios de La Habana, el Ministerio de Salud Pública de Cuba reconoció que, aunque se están realizando labores de fumigación, estas no alcanzan la intensidad necesaria para enfrentar el actual escenario epidemiológico.

La razón principal es la falta de personal capacitado para operar las conocidas “bazucas”, equipos esenciales en la campaña antivectorial. La denuncia fue divulgada por el periodista independiente Alberto Arego, quien compartió testimonios y reportes que confirman la gravedad de la situación.

De acuerdo con los testimonios recopilados, las brigadas del MINSAP se mantienen activas en varios municipios de la capital, pero su capacidad operativa es limitada. La fumigación se ejecuta de forma intermitente y, en muchos casos, únicamente con equipos portátiles, que resultan insuficientes para zonas densamente pobladas donde los focos del mosquito Aedes aegypti continúan multiplicándose.

La ausencia de operadores de bazuca —trabajadores previamente entrenados para manejar estos dispositivos de alta presión— ha provocado un desfase notorio entre la necesidad sanitaria y la respuesta real del sistema de salud.

Mientras tanto, la población vive con creciente alarma ante el incremento de casos febriles y síntomas compatibles con enfermedades transmitidas por mosquitos, como dengue, zika y chikungunya.

Vecinos de Centro Habana, Marianao, Diez de Octubre, Cerro y Habana del Este aseguran que no ven fumigadores desde hace semanas. Otros señalan que la última campaña sistemática ocurrió hace meses, durante la temporada de lluvias, cuando los criaderos se dispararon en toda la ciudad.

Este déficit de personal revela un problema más profundo dentro del sistema de salud cubano: salarios insuficientes, la migración de trabajadores hacia otros sectores o al extranjero, el deterioro del equipamiento disponible y el aumento del ausentismo laboral. Todos estos factores afectan la efectividad de las acciones de control vectorial, vitales para evitar un repunte epidémico.

A esta crisis se suma la percepción ciudadana de que las autoridades no informan con transparencia la magnitud del problema. Aunque el MINSAP asegura que la campaña continúa activa, las denuncias en redes sociales muestran una realidad muy distinta: patios sin inspección, calles sin fumigar y barrios donde los mosquitos se han convertido en una plaga persistente.

La situación exige medidas urgentes, una reorganización del personal antivectorial y una estrategia clara antes de que se desate un brote mayor. Mientras tanto, miles de familias habaneras permanecen en incertidumbre, esperando que la fumigación llegue antes de que sea demasiado tarde.

Fuente: Alberto Arego

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