El anuncio del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) sobre la asignación de unas 3000 toneladas de cemento a partir de diciembre ha generado más dudas que esperanzas entre los cubanos. Tras un año casi sin comercialización, el Gobierno asegura que finalmente pondrá a la venta el producto, con precios oficiales que oscilan entre los 278 y 427 pesos por cada bolsa de 42.5 kg. Sin embargo, para la población, estas cifras son una ilusión que no se materializa en ningún punto de venta.

Eday, un cubano con permiso de construcción desde 2016, resume el sentir popular: “Jamás he podido acceder al cemento que necesito, ni antes de la COVID ni después… Ya ni esperanzas de terminar mi casa; la familia crece y no cabemos”. Su testimonio refleja la frustración de miles de familias que llevan años esperando materiales que nunca llegan.

La propia Marpessa Portal de Villiers, directora general de Ventas de mercancías del MINCIN, reconoció que la asignación no cubrirá ni de lejos la demanda nacional. Aun así, el ministerio asegura que priorizará a personas con subsidios aprobados y a damnificados por fenómenos meteorológicos. Pero para el cubano de a pie, esas promesas suenan huecas.

“Eso es mentira. ¿Dónde está el cemento? Todo es bla, bla, bla. Ni cuando pasó el huracán Melissa se vio cemento. Aquí en Baracoa, si hay, es a 9000 pesos el saco”, denunció una residente de Guantánamo. Y es que la brecha entre el precio oficial y el mercado real es sencillamente abismal.

En La Habana, una bolsa que ni siquiera alcanza el peso completo puede llegar a costar hasta 12 000 CUP en el mercado negro. Para muchos, reparar un techo o levantar una pared se ha convertido en un lujo imposible. “Para que no se me cayera el piso, tuve que pagar 5000 CUP por cada saco a particulares. Es una burla”, cuenta otra habanera.

Misleidis González, trabajadora de Educación con más de 12 años intentando terminar su vivienda, lo resume con dolor: “No logro poner lo que falta para mi techo. Han hecho censos, promesas, papeles… pero nada llega. ¿Cómo comprar un saco de cemento? ¡Por Dios! Muy triste”.

Mientras el MINCIN habla de toneladas, la vida cotidiana habla de carencias. Y la pregunta de siempre vuelve a sonar más fuerte que nunca: ¿dónde está el cemento en Cuba?

Fuente: Alberto Arego

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