En una inusual sesión extraordinaria celebrada el domingo 25 de mayo, la Gran Logia de Cuba (GLC) decidió destituir de forma unánime a su Gran Maestro, Mayker Filema Duarte, por negarse a convocar elecciones y mantenerse de forma ilegítima en el poder.

La reunión contó con la participación de 121 miembros de la masonería, incluidos 117 delegados de logias de todo el país, y se llevó a cabo a pesar de intentos de sabotaje e intimidación por parte de las autoridades cubanas.

El evento se realizó en las afueras de la sede oficial, luego de que Filema Duarte ordenara cerrar el edificio. Además, varios agentes de la Policía Nacional Revolucionaria se presentaron vestidos de civil, grabando a los participantes y cortando el acceso a internet.

Según testigos, el hostigamiento incluyó vigilancia directa y amenazas veladas: “Había mucha tensión, pero también firmeza. La frase más coreada fue ‘por la dignidad de la Gran Logia de Cuba’”, relató uno de los asistentes.

Mayker Filema Duarte había sido elegido en septiembre de 2024 con un mandato provisional de seis meses, que debía finalizar con elecciones generales en marzo de 2025. Sin embargo, incumplió este compromiso, suspendió la sesión semestral y, bajo el pretexto de recibir amenazas personales, canceló una nueva convocatoria extraordinaria. A pesar de ello, los masones se reunieron de forma autónoma y procedieron a su destitución, designando como líder provisional al Diputado Gran Maestro Juan Alberto Kessel Linares, quien ejercerá el cargo hasta septiembre.

“La verdadera disputa no es con Viñas ni con ninguna figura secundaria; el problema ha sido Filema y su alianza con el Partido Comunista”, expresó otro masón. Según reportes, miembros del Registro de Asociaciones —entidad controlada por el PCC— intentaron invalidar el proceso mediante presiones administrativas y citaciones ilegales.

Los representantes de la GLC denunciaron la intromisión del gobierno cubano en una organización que históricamente ha promovido la autonomía, el pensamiento libre y la ética cívica.

Afirmaron que no tolerarán más injerencias y que su actuar está amparado por la Ley de Asociaciones, pese a la manipulación que el Estado ha hecho de esta normativa.

“Hoy triunfó la unidad, la legalidad y el honor. La masonería cubana se mantendrá firme ante cualquier intento de sometimiento político”, concluyó un delegado.

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