El régimen de Nicolás Maduro, que durante años despreció y atacó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ahora clama por su intervención. Aterrorizado ante la creciente presencia militar de Estados Unidos en el Caribe, el gobierno venezolano solicitó con carácter de urgencia una reunión del Consejo de Seguridad para abordar lo que califica como una “amenaza inminente” contra su país.

Según reportó la agencia estatal venezolana, la petición fue presentada mediante una carta dirigida al embajador ruso ante la ONU, Vassily Nebenzia, quien actualmente preside el Consejo de Seguridad. En la misiva, el régimen acusa a Washington de intentar derrocar a Maduro y de poner en riesgo la “paz, la seguridad y la estabilidad regionales”.

Paradójicamente, Maduro —quien en repetidas ocasiones calificó a la ONU como un instrumento del imperialismo y llegó a ignorar sus resoluciones sobre derechos humanos y democracia— ahora busca amparo en la misma institución que antes desprestigiaba. Su repentino interés por el organismo internacional refleja el temor ante un posible operativo estadounidense que, según fuentes del propio gobierno venezolano, podría ocurrir “en muy corto plazo”.

La solicitud se produce en medio de un incremento de la actividad militar de Estados Unidos en el Caribe. En las últimas semanas, el Pentágono ha intensificado su presencia marítima en la región como parte de una operación contra el narcotráfico, que el presidente Donald Trump calificó como un “conflicto armado” contra los cárteles. Desde el inicio de las maniobras, se han registrado al menos cuatro ataques en aguas internacionales vinculados a estas operaciones.

Caracas, sin embargo, sostiene que la lucha antidroga es solo una excusa para encubrir una “agresión planificada” contra Venezuela. En su carta al Consejo de Seguridad, el régimen chavista asegura que Estados Unidos prepara un “ataque armado directo” y exige la intervención de la ONU para “detener el avance militar en curso”.

La súbita apelación de Maduro al sistema multilateral contrasta con su largo historial de confrontación con el organismo. Bajo su mandato, Venezuela ha sido señalada por graves violaciones a los derechos humanos, manipulación electoral y represión sistemática contra la disidencia. Durante años, el propio Maduro descalificó los informes de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, y su cancillería llegó a acusar a la institución de “intervencionismo político”.

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