El reconocido actor cubano Luis Alberto García compartió en redes sociales una reflexión cargada de humor y crítica sobre la identidad cultural y gastronómica de Cuba, generando debate entre sus seguidores y amantes de la cocina criolla. En un mensaje que mezcla ironía, nostalgia y un fuerte sentido de pertenencia, García cuestiona la idea de “poner en entredicho nacionalidades y pertenencias” dentro de lo que llama el “condumio criollo”, refiriéndose a los alimentos que han formado parte de la dieta cubana a lo largo de los años.

El actor comienza señalando que, durante mucho tiempo, la sociedad cubana se había acostumbrado a la desaparición parcial o total de ciertos productos tradicionales. Sin embargo, advierte que sugerir “quitarles el carnet de identidad, el pasaporte y darles de baja de la mesa” sería un acto que califica de “delito de lesa cultura” y un precedente peligroso para la preservación de la gastronomía nacional. García defiende que ingredientes básicos como el arroz y la papa tienen el mismo derecho a ser considerados parte de Cuba que los criollos nacidos de peninsulares siglos atrás.

Con su estilo característico, el actor recorre un catálogo de alimentos y bebidas que, aunque no originarios de Cuba, se han incorporado de manera inseparable a la vida culinaria de la isla. Se pregunta de forma irónica si el “ICE de la jama, a la cubana” desnaturalizará el maíz o si habrá que exiliar al pan con timba, cuestionando así la rigidez frente a la identidad cultural. Entre los mencionados están los Tamalitos de Olga, la guayaba, la pizza italo-cubana, los perritos y salchichas importados de Europa, la ensalada de aguacate mesoamericano y la lechuga egipcia, la cerveza alemana y el ron hecho con cañas de azúcar originarias de la India, Nueva Guinea y el sudeste asiático.

García subraya también la pérdida de productos locales por la falta de recursos, como la pesca de mariscos autóctonos, que según él ya no está al alcance del “populacho menesteroso y vulnerable” sino que se destina a visitantes y personas solventes. A través de un mensaje cargado de humor, el actor logra resaltar cómo la globalización y la escasez afectan la tradición gastronómica cubana, apelando a la memoria cultural y a la preservación de un patrimonio colectivo.

Al final de su mensaje, Luis Alberto García concluye con un toque personal, mencionando cómo la enfermedad no frena su reflexión sobre la identidad:

"Dejo esto aquí y me retiro lentamente a lidiar con mi Chikungunya.

Bye."

Sus palabras invitan a reflexionar sobre la importancia de reconocer la riqueza de la cocina cubana en toda su diversidad y a valorar los ingredientes, locales o foráneos, que han contribuido a construir lo que hoy se conoce como la gastronomía criolla.

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