Luis Duniel Beltrán, un joven cubano conocido como "el Camilito," ha desatado polémica en redes sociales al publicar un vídeo en el que acusa a la Teniente Coronel Elsa, jefa de la unidad militar 3747 en Artemisa, de corrupción, abuso de poder y maltratos. La denuncia, difundida ampliamente en la página de Facebook "Todos somos Placetas," detalla actos graves que reflejan no solo la conducta de la oficial, sino también problemas estructurales dentro del sistema militar cubano.

Beltrán asegura que la Teniente Coronel Elsa utilizaba su cargo para desviar combustible militar hacia fines personales, mencionando explícitamente el robo de combustible destinado a un avión C-130 de la unidad. Según el joven, por negarse a participar en estas prácticas corruptas, fue encarcelado durante dos meses por órdenes directas de Elsa.

Además de los señalamientos de corrupción, el joven denuncia el ambiente de abuso y negligencia que se vivía bajo el mando de Elsa. Según Beltrán, la oficial maltrataba tanto a los soldados como a los trabajadores y a su propio hijo, a quien "trataba como un perro." En su testimonio, también expuso la precariedad material que enfrentaban incluso figuras de alto rango, mencionando episodios que retratan la miseria y falta de recursos básicos en el sistema militar cubano.

En el vídeo, Beltrán criticó que Elsa participara en marchas oficialistas contra el embargo estadounidense, vestida de civil para aparentar ser parte del pueblo cubano. El joven la calificó como “represora” y “dictadora,” subrayando que su rol dentro del régimen la convierte en una pieza del aparato represivo.

La denuncia de Beltrán ha generado cientos de comentarios en redes sociales, donde muchos usuarios expresaron su apoyo al joven y compartieron experiencias similares. Sin embargo, hasta el momento, ni las autoridades cubanas ni la Teniente Coronel Elsa han emitido declaraciones al respecto.

El testimonio de Luis Duniel Beltrán destaca un problema más amplio dentro de las instituciones cubanas, donde la corrupción y el abuso de poder parecen estar profundamente arraigados. Este caso suma una nueva voz a las crecientes denuncias contra el régimen y evidencia la necesidad de reformas estructurales para garantizar justicia y dignidad en la isla.

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