Los domingos amargos de Cuba: Reflexiones del escritor Cesario Navas
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 24 de marzo de 2025

El escritor cubano Cesareo Navas expone con ironía y desencanto la dura realidad de los domingos en Cuba, días que deberían estar destinados al descanso y la recreación, pero que se han convertido en una jornada más de frustraciones y limitaciones.
Para muchos cubanos, estos domingos no son las "mañanitas que cantaba el rey David", sino un reflejo de la precariedad que marca la vida cotidiana, especialmente para los jubilados y personas con bajos ingresos. En tiempos pasados, los domingos se disfrutaban con sencillos placeres: una caminata por la ciudad, un granizado refrescante, una visita a familiares y amigos o un almuerzo en un restaurante sin necesidad de lujos. Sin embargo, el presente ha cambiado radicalmente.
El transporte público es un caos y su costo resulta prohibitivo para quienes dependen de una pensión insuficiente. Las visitas a seres queridos se han convertido en un dilema, pues llegar con las manos vacías puede generar incomodidad. Un gesto tan natural como compartir un café o un trago de ron con amigos se ha vuelto un lujo que pocos pueden permitirse.
Pero los domingos no solo se ven empañados por las dificultades económicas. La programación televisiva, en teoría un refugio para el entretenimiento, también se convierte en una herramienta de adoctrinamiento. Navas relata cómo intentó relajarse viendo un programa musical en Canal Clave, solo para ser interrumpido por un spot de propaganda política protagonizado por Michel Torres, conductor del programa oficialista "Con Filo".
El autor denuncia la constante presencia de figuras mediáticas que no hacen más que atacar a quienes piensan diferente, tildándolos de "asalariados del imperio" o "odiadores de la Revolución". No solo se trata de Torres, sino de otros comunicadores que se dedican a asumir múltiples roles en la narrativa oficialista, desde fiscales hasta jueces mediáticos.
Ante la imposibilidad de encontrar en la televisión un respiro de la propaganda, Navas decide salir a caminar. Pero la calle tampoco ofrece alivio: la ciudad está plagada de basureros desbordados, aceras y calles llenas de huecos, edificios al borde del colapso y una delincuencia que va en aumento.
Así transcurren los domingos en Cuba, días que deberían estar marcados por la tranquilidad y el disfrute, pero que se convierten en una extensión del caos diario. No hay escapatoria, ni en la casa ni en la calle. El sistema se encarga de recordarle a la gente, incluso en su tiempo de descanso, que la "continuidad" no es más que un ciclo de precariedad sin fin.
Como ironiza Cesario Navas al cerrar su reflexión con otra estrofa de Las Mañanitas, el amanecer cubano no es un canto de esperanza, sino la confirmación de que nada ha cambiado.