Donald Trump ordenó un ataque contra Irán durante la noche del 21 al 22 de junio de 2025, en respaldo a una ofensiva israelí orientada a eliminar el programa nuclear iraní y socavar el poder del régimen de los ayatolás. Las fuerzas estadounidenses bombardearon tres sitios estratégicos: Isfahán, Natanz y Fordow. Trump amenazó con intensificar la ofensiva si Irán no se rinde de inmediato.

El presidente, sin embargo, no presentó pruebas de una amenaza inminente ni solicitó la aprobación del Congreso antes de lanzar el ataque, lo que desató una crisis constitucional y política en Washington. Legisladores demócratas presentaron una demanda formal contra Trump por violar la separación de poderes, al actuar sin respaldo legislativo.

La bancada republicana también se fracturó: congresistas como Warren Davidson y Thomas Massie acusaron a Trump de ignorar la Constitución.

Massie fue especialmente enfático al recordar que el artículo I de la Carta Magna otorga exclusivamente al Congreso el poder de declarar la guerra. Junto a legisladores de ambos partidos, propuso una resolución para impedir nuevas acciones militares no autorizadas. Trump respondió con insultos, llamándolo “perezoso” y “traidor a la patria”, sin ofrecer argumentos legales desde la Casa Blanca para justificar su decisión.

En el Senado, el demócrata Tim Kaine anunció una votación de emergencia para limitar el poder bélico del presidente. Citó la Resolución de Poderes de Guerra de 1973, que estipula que un mandatario sólo puede actuar militarmente con declaración de guerra, autorización específica del Congreso o en defensa directa ante un ataque.

“Ninguna de esas condiciones se cumplió en este caso”, afirmaron varios legisladores. Desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos no ha declarado formalmente ninguna guerra, aunque ha intervenido en múltiples países amparado en amplias interpretaciones del poder ejecutivo y en las autorizaciones de 2001 y 2003, que en ningún caso contemplan acciones contra Irán.

“Este ataque es flagrantemente inconstitucional”, declaró Bernie Sanders, actual senador por el estado de Vermont.

Alexandria Ocasio-Cortez,  representante del socialismo democrático estadounidense, lo consideró causal directa de juicio político, mientras que otros como Katherine Clark, abogada y política, exigieron que el Congreso actúe de inmediato.

Otro abogado y politico, Chuck Schumer subrayó que Trump quebrantó los límites fundamentales del sistema republicano. Sin embargo, algunos demócratas como John Fetterman defendieron la operación, advirtiendo que Irán representa un riesgo real para la estabilidad mundial.

En el plano internacional, el ataque también contravino la Carta de Naciones Unidas, cuyo artículo 2.4 prohíbe el uso de la fuerza salvo en caso de legítima defensa o con aprobación del Consejo de Seguridad. “No se ha probado que existiera una amenaza inminente de Irán contra Estados Unidos o Israel”, afirman juristas como John B. Bellinger III, experto en derecho internacional.

Trump podría argumentar defensa colectiva a favor de Israel, pero para que esa justificación tenga validez jurídica, Israel mismo tendría que haber actuado conforme al derecho internacional. La falta de transparencia sobre los hechos, la inexistencia de pruebas y el desprecio por los procedimientos legales refuerzan las acusaciones contra el mandatario republicano, quien ahora podría enfrentar un nuevo proceso de juicio político por presunto abuso de poder.

Fuente: Global

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