Fue encontrado sin vida Lázaro Drake, residente del barrio Jesús María, en La Habana Vieja. Según la información publicada por el comunicador independiente Nio Reportando un Crimen en su perfil de Facebook, el hombre fue hallado colgado, en lo que familiares y amigos calificaron como una “muerte en extrañas circunstancias”. Las versiones cercanas al caso sugieren que podría tratarse de un hecho violento y no de un suicidio, insinuando que el fallecido pudo haber sido asesinado.

Las autoridades no han ofrecido hasta el momento una versión oficial de lo sucedido, y se espera que en las próximas horas se conozcan más detalles sobre las circunstancias que rodearon el hecho.

Vecinos del lugar aseguran que la escena generó gran conmoción, no solo por el vínculo de Drake con la comunidad, sino también por el clima de inseguridad que, según expresan, se vive en la zona.

Jesús María es uno de los barrios más antiguos y populares de La Habana Vieja, conocido por su historia, su vida cultural y su fuerte sentido comunitario.

Sin embargo, en los últimos años ha enfrentado un notable deterioro social y económico, marcado por el hacinamiento, la precariedad de las viviendas, el desempleo y la falta de oportunidades, factores que han incidido en el aumento de la violencia y la criminalidad.

En este contexto, no son pocos los residentes que describen el día a día en Jesús María como una lucha constante por sobrevivir.

La convivencia en espacios reducidos, la escasez de recursos y las tensiones sociales favorecen la aparición de conflictos que en ocasiones derivan en episodios violentos.

La violencia en Cuba, que durante décadas se percibía como un fenómeno aislado en comparación con otros países de la región, se ha vuelto más frecuente en los últimos años, según denuncias de medios independientes y testimonios ciudadanos.

A la falta de información oficial se suma la percepción de impunidad, que alimenta la desconfianza en las instituciones encargadas de la seguridad.

El caso de Lázaro Drake se suma a otros sucesos recientes que han estremecido a comunidades enteras en La Habana y en el resto del país, reavivando el debate sobre las causas profundas de la violencia y sobre la necesidad de abordar sus raíces sociales y económicas para evitar que tragedias como esta se repitan.

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