Una serie de intensas tormentas ha causado estragos durante los últimos días en el sur y el medio oeste de Estados Unidos, dejando un saldo de al menos 16 personas fallecidas, múltiples heridos y severas afectaciones en la infraestructura de varios estados. Las lluvias torrenciales han provocado inundaciones repentinas que mantienen bajo alerta a millones de residentes desde Texas hasta Ohio.

Según el Servicio Meteorológico Nacional (NWS), los niveles de los ríos continúan en ascenso en varias zonas críticas, y se prevé que muchas áreas alcancen niveles de inundación clasificados como “importantes”, con graves consecuencias para viviendas, carreteras y sistemas de transporte.

El estado de Tennessee ha sido el más golpeado, con al menos 10 muertes confirmadas. En Missouri, un hombre de 57 años falleció tras ser arrastrado por la corriente mientras intentaba salir de su vehículo. En Kentucky, un niño de nueve años fue arrastrado cuando se dirigía a la escuela y un hombre de 74 años fue hallado sin vida dentro de un auto sumergido. También se reportó la muerte de un niño de cinco años en Arkansas, en un incidente relacionado con el mal tiempo.

Además de las lluvias, tornados registrados a inicios de la semana provocaron la destrucción de comunidades enteras y dejaron al menos siete muertos. El impacto ha sido tal que expertos de AccuWeather advirtieron que los problemas logísticos podrían afectar el comercio interestatal, especialmente en centros clave como Louisville (Kentucky) y Memphis (Tennessee).

El alcalde de Louisville, Craig Greenberg, alertó que el río Ohio subió más de metro y medio en tan solo 24 horas y que podría seguir creciendo, lo que convertiría este evento en uno de los diez peores incidentes de inundación en la historia de la ciudad.

Los estados de Arkansas, Mississippi, Tennessee y Kentucky emitieron nuevas alertas por posibles inundaciones repentinas, acompañadas de advertencias de tornados y vientos destructivos. En Kentucky, cientos de caminos permanecen intransitables debido a deslizamientos, árboles caídos y acumulación de agua.

La localidad de Hopkinsville, Kentucky, comenzó a recuperarse parcialmente tras el retroceso del río Little, pero las autoridades advirtieron que más lluvias están en camino. En Falmouth, un pequeño pueblo en el norte de Kentucky, se ordenó la evacuación obligatoria ante el temor de que el río Licking repita las catastróficas crecidas que en 1997 destruyeron mil viviendas y causaron cinco muertes.

La emergencia se produce en un contexto complicado para el sistema de pronóstico estadounidense, que actualmente enfrenta una escasez de personal significativa en muchas de sus oficinas, consecuencia de recortes presupuestarios aplicados en años anteriores.

El NWS advirtió el sábado que una combinación de humedad extrema, condiciones inestables y fuertes frentes continuará generando tormentas intensas en el valle bajo del río Ohio y la región de Ark-La-Tex, donde viven cerca de 37 millones de personas.

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