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Los precios del cigarro en Cuba se disparan y fumar se convierte en un lujo

Redacción de CubitaNOW ~ viernes 12 de diciembre de 2025

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Varios fumadores cubanos coinciden en que encender un cigarro en 2025 cuesta más que nunca. Los precios de las marcas nacionales, antes consideradas accesibles, se han disparado en un contexto de escasez generalizada y falta de abastecimiento en las tiendas estatales.

“Antes con 200 pesos comprabas una caja decente; ahora eso solo te alcanza para una de las más baratas, y no en una tienda del Estado”, lamenta Luis, habanero y fumador de larga data. Aprovecha además para criticar el estado de los comercios: “Anaqueles vacíos por todos lados”, dice, recordando las promesas oficiales de abastecimiento que nunca llegaron.

Hoy, una caja de cigarros nacionales económicos ronda entre 200 y 300 CUP. Para quienes prefieren productos de gama más alta —como Cohiba o Montecristo— el precio puede alcanzar los 1 000 CUP por apenas 10 unidades, un capricho fuera del alcance de la mayoría.

Pese a todo, algunos fumadores mantienen su fidelidad a la hoja cubana. “Es parte de nuestra identidad. Aunque hayan subido, sigo buscándolos. A veces los compro en la calle más caros, pero es mi gusto”, admite Juan, joven de La Habana que fuma desde la adolescencia.

La falta de oferta local también ha impulsado el mercado de cigarros importados, que se han vuelto más comunes gracias al auge de las mipymes y las redes informales. Marcas como Marlboro, Winston o Pall Mall aparecen en tiendas privadas, hostales y puestos improvisados. El precio, sin embargo, es igual de excluyente: entre 500 y 1 000 pesos por caja, según marca y tipo.

Las populares “bodeguitas de barrio”, negocios privados que proliferan en casi todas las cuadras, han ampliado la disponibilidad, pero no necesariamente el acceso: los precios son prohibitivos para la mayoría de los salarios en pesos cubanos.

Mientras tanto, el mercado informal sigue siendo una opción clave. Revendedores ambulantes ofrecen productos más baratos que los comercios oficiales, aunque con la incertidumbre de no saber siempre la procedencia ni la calidad real del cigarro.

En paralelo, la creciente dolarización de la economía ha trasladado parte del consumo hacia plataformas que operan en divisas, dejando aún menos alternativas a quienes solo cuentan con pesos. La tendencia es clara: fumar en Cuba se está convirtiendo, poco a poco, en una práctica que separa a quienes pueden de quienes no.

La paradoja permanece: los cigarros cubanos siguen siendo reconocidos en todo el mundo como un tesoro cultural y comercial, pero dentro de la isla el tabaco se ha transformado en un lujo. Para muchos, el ritual de encender un cigarro ya no es costumbre, sino un gasto que deben reconsiderar.


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