Un barco procedente de China desembarcó en el puerto de Mariel con 40 nuevos ómnibus destinados al turismo en Cuba, según informaron perfiles no oficiales en redes sociales. Estos vehículos modernos, equipados con aire acondicionado, asientos reclinables y baños, estarán asignados a las principales rutas turísticas como La Habana, Varadero, Cayo Santa María, Trinidad, Guardalavaca y Santiago de Cuba.

La adquisición de estos ómnibus ha generado críticas, pues ocurre en medio de una grave crisis del transporte público que afecta a millones de cubanos. Según el perfil Rodando por Cuba, “el Ministerio del Transporte sigue priorizando el sector turístico pese a su baja demanda, mientras el transporte público está en condiciones deplorables”.

Actualmente, solo el 40% de los ómnibus urbanos operan en La Habana, y más de la mitad de las rutas provinciales están paralizadas debido a la falta de combustible y piezas de repuesto. Esto ha obligado a los ciudadanos a buscar alternativas como bicicletas eléctricas o vehículos de tracción animal para moverse en su día a día.

La inversión en el sector turístico contrasta con la caída sostenida de visitantes internacionales. En 2024, Cuba recibió 2,2 millones de turistas, lejos de los 4,2 millones de 2019, antes de la pandemia. Aunque se espera un leve repunte en 2025 con la llegada de 2,6 millones de visitantes, la recuperación es lenta y enfrenta la competencia de destinos caribeños como Cancún y Punta Cana.

A pesar de la disminución en el turismo, el gobierno cubano continúa invirtiendo en hoteles y transporte para visitantes, lo que ha generado críticas por descuidar necesidades básicas como el transporte público y la alimentación de la población. Además, problemas como apagones, escasez de suministros hoteleros y pérdida de personal capacitado han impactado negativamente la experiencia turística en la isla.

Mientras los nuevos ómnibus turísticos comienzan a operar en rutas privilegiadas, la mayoría de los cubanos enfrenta largos tiempos de espera, transporte abarrotado y un deterioro cada vez más evidente en los servicios públicos esenciales.

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