Lis Cuesta ostenta teléfono de lujo mientras Cuba se desangra
Redacción de CubitaNOW ~ viernes 5 de septiembre de 2025

Nuevamente Lis Cuesta, la no primera dama cubana, hace estragos en la opinión pública con su desenfadado andar por el mundo mientras el pueblo al que debe respetar fenece en el hambre y la oscuridad.
Esta vez, en una imagen que ha causado indignación en redes sociales. La conocida también por "Machi" posa en Vietnam con un aire de ostentación que ha levantado duras críticas dentro y fuera de la Isla.
Mientras el pueblo cubano apenas sobrevive entre apagones, desabastecimiento y hambre, ella aparece rodeada de lujos: accesorios costosos, un teléfono de última generación y un semblante despreocupado.
La publicación de la activista y opositora Pilar Rose en Facebook ha encendido la conversación. “No hay pudor, no hay vergüenza, no hay moral… no hay humanidad”, escribió con contundencia, describiendo cómo cada gesto y prenda de la esposa presidencial representa una bofetada directa al sufrimiento del pueblo.
"Es el reflejo más claro del cinismo de una cúpula que se enriquece a costa del hambre y el dolor de los cubanos", sentencia Pilar en un texto que ha sido compartido ampliamente.
Los comentarios no tardaron en hacer eco de la rabia popular. Lisvani Peña destaca el costo de los artículos que lleva Cuesta, señalando que solo el reloj y el teléfono superan los $2,000.

Luis Cuba, otro usuario, sintetiza el sentimiento colectivo con claridad: “Mientras nos piden que resistamos con creatividad, ellos derrochan con total impunidad”. Y es que las imágenes de Cuesta, ajena al sufrimiento de su pueblo, no solo son ofensivas, sino que muestran un divorcio absoluto entre los líderes del país y la realidad cotidiana de sus ciudadanos.
La publicación ha servido como válvula de escape para la frustración acumulada. Para muchos, esta escena no es solo un exceso, sino una burla, una provocación. Mientras el gobierno exige sacrificios y promueve la llamada “resistencia creativa”, su élite vive sin remordimientos, sin escrúpulos, y lo que es peor, sin esconderlo.
Lo que debería ser un momento diplomático, se convirtió en otro ejemplo del doble rasero de la revolución: hambre para el pueblo, privilegios para sus dirigentes.