Lis Cuesta felicita al titiritero Rubén Darío Salazar pero olvida a los damnificados del Oriente
Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 12 de noviembre de 2025
"¡Felicidades, querido Rubén, por tan valioso premio!" afirmó Lis Cuesta, quien volvió a escena, y no precisamente para solidarizarse con los cubanos que hoy sufren en el oriente del país.
La llamada “no primera dama”, como muchos la conocen, reapareció felicitando en un post al destacado titiritero y director Rubén Darío Salazar, merecedor de un importante reconocimiento por su trayectoria artística en la escena iberoamericana: el de Gestión Escénica Iberoamericana "Guillermo Heras".
. “Felicidades, querido Rubén, por tan valioso premio, que celebra tu grandeza como artista y como ser humano comprometido con el humanismo necesario en estos tiempos”, escribió ella, con la elocuencia que suele reservar para los días de ceremonia.
Nada que objetar al reconocimiento del maestro Rubén Darío Salazar, fundador del Teatro de las Estaciones y Premio Nacional de Teatro 2020. Su obra ha sido pilar del arte titiritero cubano y su nombre merece cada aplauso.
Pero lo curioso —y no poco irónico— es ver a Lis Cuesta siempre presente en este tipo de eventos: entregas, fotos, discursos, flores, luces y escenarios, aunque sea a través de su post. Para festejar, sí que tiene el número uno la no primera dama.
Mientras tanto, en el oriente de Cuba, la realidad no se disfraza con cintas ni aplausos. Las lluvias dejan comunidades aisladas, los hospitales enfrentan carencias y las familias esperan soluciones que casi nunca llegan. Allí no hay cámaras, ni listas de protocolo, ni fotos para publicar en redes. Tal parece que el humanismo que Lis menciona se practica solo cuando hay reflectores y premios de por medio.
El contraste es tan evidente como doloroso: los artistas reciben merecidos reconocimientos mientras la gente común sigue esperando reconocimiento alguno de su propia existencia. El arte, sin duda, debe celebrarse. Pero la empatía también.
Lis Cuesta podría ser la número uno, sí: la número uno para los actos culturales, para los brindis y las alfombras de gala. Pero cuando de tender la mano al pueblo se trata, especialmente a los olvidados del oriente, parece que su agenda no tiene espacio.