La polémica vuelve al centro de la atención. Aryna Sabalenka, la número uno actual del tenis femenino, abrió un intenso debate tras su entrevista en el programa Piers Morgan Uncensored, donde expresó su rechazo a que mujeres transgénero que nacieron varones compitan en torneos femeninos.

Según su criterio, estas atletas mantienen una ventaja física “enorme” sobre mujeres cisgénero, fruto de haber pasado por la pubertad masculina, lo que a su juicio desvirtúa la igualdad de condiciones en el deporte de élite.

Sabalenka subrayó: “No tengo nada en contra de ellas, pero siguen teniendo una gran ventaja… no me parece justo que una mujer tenga que enfrentarse a un hombre biológico que es mucho más fuerte”.

Para ella, es un asunto de justicia deportiva: tras años de entrenamiento, sacrificio y dedicación, una mujer cisgénero debería competir en igualdad de condiciones con sus pares.

Pero Sabalenka no está sola en este discurso. A lo largo de los últimos años, varias figuras del deporte de alto nivel han planteado posiciones similares: la legendaria ex número 1 mundial Martina Navratilova, por ejemplo, ha sido una voz crítica respecto a la participación de mujeres trans en circuitos femeninos, argumentando diferencias físicas irreductibles tras la pubertad masculina.

Este debate adquiere relevancia porque involucra valores contrapuestos: por un lado, la inclusión y el reconocimiento de la identidad de género; por otro, la igualdad de condiciones en la competencia deportiva. Incluso organizaciones autorizadas han tratado de regular la participación de mujeres trans con criterios como niveles bajos de testosterona o tiempo mínimo de transición; sin embargo, a la fecha, pocos (o ninguno) de estos casos han alcanzado el alto rendimiento competitivo.

Quienes apoyan la presencia de mujeres trans en el deporte argumentan que la identidad de género debe ser respetada, y que las políticas de las federaciones (hormonas, periodos de transición, pruebas médicas) pueden garantizar la equidad.

Pero opositores señalan que la “ventaja biológica” va más allá de los niveles hormonales — es estructural: masa muscular, densidad ósea, potencia física. En su visión, permitir competir a mujeres trans en categorías femeninas sería injusto para quienes dedicaron su vida a competir “entre mujeres”.

En definitiva, lo dicho por Sabalenka reaviva una discusión delicada. No se trata solo de opiniones personales, sino de cómo la sociedad, las federaciones y los deportes de élite equilibran hoy valores como la inclusión, la identidad y la competición justa.

Fuente: El Español

Fox

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