Robo de aceite de transformador termina con un fallecimiento y apagón en Santiago de Cuba
Redacción de CubitaNOW ~ viernes 5 de septiembre de 2025

Lo que comenzó como un intento desesperado por "resolver" algo, terminó en tragedia. Un hombre perdió la vida tras intentar sustraer aceite dieléctrico de un transformador eléctrico en la carretera de Siboney, a la altura del kilómetro 12 y medio.
El hecho provocó además la interrupción del servicio eléctrico en la comunidad rural “La Fortaleza”, que hasta el momento continúa sin corriente.
Según el reporte del periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada, el fallecido hizo contacto con el cierre de la estrella del transformador mientras manipulaba el equipo, recibiendo una descarga eléctrica letal. Su cuerpo quedó tendido sobre la hierba, testimonio silencioso del alto precio que se puede pagar por una acción ilegal impulsada por la necesidad o la desesperación.
El aceite dieléctrico de los transformadores no es un líquido común. Se trata de un fluido especializado que cumple funciones vitales dentro del sistema eléctrico: enfría el transformador y aísla las partes activas para evitar cortocircuitos.
Su extracción no solo pone en riesgo la vida de quien lo manipula, sino que también afecta a toda una comunidad que depende de ese transformador para tener luz, refrigeración, agua y comunicación.
En medio de una crisis energética que mantiene al país sumido en apagones diarios, los robos de componentes eléctricos se han vuelto frecuentes, pero no por ello menos peligrosos. Este no es el primer caso en que alguien pierde la vida intentando obtener alguna ganancia de equipos eléctricos estatales.
Labrada subraya en su publicación: “No es ‘resolver’, es morir por nada”. Y tiene razón. Este tipo de actos, más que mostrar astucia o iniciativa, reflejan una sociedad desgastada por la necesidad, donde el riesgo se normaliza y las consecuencias pueden ser fatales.
Mientras tanto, la comunidad afectada permanece a oscuras, víctima colateral de un acto desesperado que no trajo solución, sino pérdida.
El fallecimiento de este hombre es una advertencia clara: el precio de “luchar” por lo ajeno puede ser la vida misma.