La Feria de Negocios en Matanzas: una escenografía vacía de acción real
Redacción de CubitaNOW ~ martes 16 de diciembre de 2025
La Feria de Negocios en Matanzas abrió sus puertas como lo hacen casi todos los eventos oficiales en Cuba: con grandes expectativas, discursos rimbombantes y promesas de impulsar la economía local. En esta tercera edición, que se celebró en el antiguo Palacio de Justicia –actualmente bajo la administración de la Oficina del Conservador–, se pretendía mostrar el “músculo empresarial” de la provincia. Sin embargo, al cruzar el umbral de este encuentro de tres jornadas, la narrativa oficial comenzó a desmoronarse rápidamente.
Los amplios pasillos del recinto reflejaban más la soledad que el bullicio prometido. Los estands, alineados de manera monótona, ofrecían muy poco: pancartas mal impresas, botellas de ron descuidadas sobre barriles decorativos y representantes sentados esperando a un público que no terminaba de llegar. La distancia entre el discurso oficial y la realidad era innegable.
Karel, dueño de una mipyme dedicada a la fabricación de muebles, compartió su frustración con 14ymedio. Tras varios intentos por obtener un espacio para su negocio, cumplió con todos los requisitos, pero la respuesta fue una burocrática: “todas las capacidades estaban cubiertas”. Al recorrer la feria, Karel no pudo evitar preguntarse: “¿Con quién se supone que uno haga alianzas aquí?”. Los expositores, en su mayoría, no reflejaban la diversidad de actores económicos que existen en Matanzas.
De las 137 empresas estatales y las más de 600 mipymes en la provincia, la feria apenas dio cabida a unos pocos privados que parecían responder más a intereses políticos que a las necesidades del mercado. El evento se convirtió en una simple escenografía para las empresas estatales, como el Banco de Crédito y Comercio (Bandec) y el Banco Popular de Ahorro, que más que ofrecer soluciones concretas a los asistentes, solo promovían sus plataformas digitales. "Vinimos porque leímos que iban a entregar tarjetas magnéticas", comentó Ania, vecina del centro histórico de la ciudad. "Lo único que hacen es instalar Transfermóvil y EnZona. Eso lo tengo desde hace tiempo. Para eso no hacía falta montar una feria".
El diseño del evento también dejaba mucho que desear. Los puntos expositivos parecían improvisados, sin un concepto claro de cómo comunicar eficiencia o innovación. “Si aquí dan premios al diseño, pueden dárselo a cualquiera”, ironizó una profesora universitaria que recorría el espacio con cara de escepticismo. La falta de preparación y la evidente ausencia de seriedad en algunos estands desalentaron incluso a quienes llegaron buscando información sobre créditos y soluciones empresariales.
Programada originalmente para octubre, la feria fue suspendida al menos en dos ocasiones. Este cambio constante de fechas aumentó la desconfianza entre los participantes. Algunos desistieron, otros acudieron solo por curiosidad, y el resultado fue un evento donde la oferta y la demanda nunca realmente conectaron. Caminar por los pasillos sin agobios, algo impensable en un evento de negocios real, dejó claro que, aunque el evento pretendía mostrar dinamismo, el resultado fue, más bien, un vacío de acción y oportunidades.