La canasta básica en La Habana: radiografía de un país atrapado en la miseria
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 8 de diciembre de 2025
El diario oficialista Tribuna de La Habana publicó recientemente el estado de distribución de la canasta básica familiar normada en la capital cubana. Aunque el reporte intenta presentarse como un parte informativo, termina siendo, sin proponérselo, una evidencia contundente del nivel de miseria al que ha sido empujado el pueblo cubano tras más de seis décadas de socialismo. Los productos que hoy se anuncian como “en distribución” incluyen raciones atrasadas desde julio y septiembre, un indicador alarmante de la incapacidad del sistema para garantizar siquiera lo mínimo indispensable.
El documento oficial detalla que aún queda pendiente la entrega de 10 onzas de chícharos correspondientes a julio en los municipios Boyeros, Guanabacoa, Arroyo Naranjo y Cotorro. Cuatro meses después, miles de familias en estos territorios siguen esperando una ración que, en cualquier país con una economía funcional, pasaría desapercibida por su insignificancia. Sin embargo, en Cuba se convierte en un acontecimiento administrativo porque representa una de las pocas fuentes de proteína vegetal al alcance de muchos.
La situación es similar con el módulo gratuito de pastas, previsto para septiembre, que tampoco ha sido distribuido completamente. Municipios como Diez de Octubre y Boyeros todavía esperan su asignación. Meses de atraso para repartir un modesto paquete de pastas secas refleja claramente el colapso logístico y productivo del país.
En noviembre se autorizó la entrega de 40 onzas de chícharos por consumidor, pero también aquí persisten múltiples atrasos en municipios como Guanabacoa, Boyeros, Arroyo y Cotorro. El patrón se repite: la planificación centralizada fracasa una y otra vez en cumplir su calendario, pero el discurso oficial insiste en presentarlo como normalidad.
El caso del aceite es particularmente ilustrativo. La nota explica que se está entregando 1 libra por consumidor correspondiente al bimestre noviembre-diciembre. Y añade que, debido al formato de envasado –botellas de un litro– los bodegueros deberán abrir los envases y redistribuirlos manualmente para completar las raciones. Esto significa que, en pleno siglo XXI, los cubanos recibirán aceite fraccionado a cucharones o embudos, un procedimiento propio de economías medievales y signo evidente de la precariedad material del país.
Incluso los productos que el régimen clasifica como “liberados controlados” —como las cuatro cajetillas de cigarros para mayores de 18 años— también presentan atrasos en varios municipios. El sistema entero opera al borde del colapso, sin capacidad para asegurar ni lo más básico.
El reporte cierra con un apartado denominado “Objetivo 7”, destinado a los adolescentes que cumplen 15 años en diciembre. A ellos se les entregará un pequeño módulo con un cake, panecillos, trigo y algo de carne procesada. Este gesto, presentado como una atención especial, subraya la dependencia total de la población respecto al Estado para obtener alimentos que en otros países son de acceso cotidiano.
La publicación de Tribuna de La Habana no es solo un parte técnico: es la prueba viva de cómo la llamada “canasta básica” se ha convertido en un sistema de distribución de la escasez. La normalización de atrasos, la miseria disfrazada de planificación y la impotencia del ciudadano frente al aparato burocrático muestran la verdadera herencia del modelo socialista en Cuba: un país donde la sobrevivencia depende de esperar, con resignación, la llegada de unas onzas de chícharos o de una libra de aceite que quizá nunca llegue a tiempo.
Fuente: Tribuna de La Habana