Un trágico hecho de violencia sacudió este domingo por la noche al barrio del Naranjal, en la ciudad de Matanzas, cuando un joven identificado como Leobel fue brutalmente asesinado a puñaladas en las inmediaciones del DITU local. La víctima había salido apenas unos minutos a comprar cervezas para continuar celebrando el Día de las Madres con su familia. Nunca regresó.

La denuncia fue realizada por la página de Facebook La Tijera, donde se difundieron detalles sobre la vida del joven y las circunstancias que rodearon su muerte. Leobel es descrito por quienes lo conocieron como un joven tranquilo, de su casa, trabajador, buen hijo, sin vínculos con la delincuencia ni problemas conocidos.

“Hoy su madre está destruida, toda la familia lo está. Perder a un hijo, un sobrino, un primo, de esa manera y en una fecha tan especial, es un dolor imposible de describir”, se lee en la publicación.

El presunto asesino, también joven, habría actuado bajo los efectos de sustancias químicas altamente peligrosas, cuya presencia en las calles cubanas está generando una creciente preocupación debido a la creciente ola de violencia asociada al consumo de estas drogas, cada vez más accesibles y devastadoras, sobre todo entre los más jóvenes.

Aún más alarmante es que, según la denuncia, el agresor contaba con antecedentes delictivos y, pese a ello, se encontraba en libertad. Este hecho ha reavivado el debate sobre la impunidad y la falta de acción de las autoridades ante individuos peligrosos que continúan representando una amenaza para la población.

“¿Cuántas vidas más tienen que perderse para que se haga justicia de verdad?”, se preguntan familiares y vecinos en medio del dolor. El caso de Leobel no es aislado; forma parte de una creciente sensación de inseguridad en muchas zonas del país, donde los crímenes violentos parecen multiplicarse ante la pasividad institucional.

“Cuba se está volviendo un lugar inseguro para todos. Hoy fue Leobel. Mañana podría ser cualquiera”, sentencian internautas en redes sociales, reflejando el sentimiento de temor y frustración que comparten cada vez más cubanos.

“Salió cinco minutos a comprar unas cervezas… y no regresó”, repiten sus allegados con impotencia. La comunidad del Naranjal está de luto y exige respuestas.

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