No hay cama pa’ tanta gente: la Serie Nacional cubana y el fiasco en Las Tunas
Redacción de CubitaNOW ~ martes 23 de septiembre de 2025

“No hay cama pa’ tanta gente”… el estribillo de la popular canción se volvió realidad esta semana en Las Tunas, donde el inicio de la subserie entre el equipo local y Ciego de Ávila quedó pospuesto, no por lluvia ni problemas en el terreno, sino porque no había dónde hospedar a los peloteros.
La situación retrata un problema mayor: la desaparición o el deterioro de gran parte de la infraestructura hotelera en la provincia.Instalaciones como el Cornito, el Cadillac, el Ferroviario, La Casa Central o el propio Hotel Las Tunas —hoy con capacidad muy limitada— apenas ofrecen condiciones, o han caído en franco abandono. De ahí que, cuando se planificó la serie,no tuvieron en cuenta opciones reales para recibir a ambos equipos si dado el caso no era posible hospedarse en el Hotel que supuestamente está hermanado en contrato con la Federación Cubana de las bolas y los strickes.
El único alojamiento viable, el Hotel Las Tunas, ya tenía reservadas sus habitaciones para otro evento vinculado a la televisión, lo que dejó sin techo a jugadores y entrenadores. Ni Islazul, responsable de la red hotelera, ni la Federación Cubana de Béisbol lograron coordinar con antelación un plan alternativo. El resultado fue un descalabro organizativo, que obligará a reprogramar los partidos y forzará dobles juegos más adelante.
El episodio desnuda otra grieta de la Serie Nacional: la precariedad de las condiciones que rodean al principal torneo deportivo del país. Lo ocurrido en Las Tunas no es casual; es la consecuencia de años de deterioro en instalaciones de hospedaje en el oriente cubano y de la falta de previsión de las autoridades.
En vez de soluciones, las explicaciones oficiales parecen justificar lo injustificable. Y mientras tanto, los peloteros —los protagonistas del espectáculo— terminan siendo víctimas de una improvisación que golpea directamente la calidad del torneo e irrespeta a la afición.
La pelota cubana, que ya enfrenta la emigración de talentos y la pérdida de competitividad internacional, sufre ahora también la falta de una cama donde descansar. Y el pueblo, que sigue viendo la Serie como parte de su identidad, se queda con la amarga sensación de que ni siquiera se puede garantizar lo mínimo para que la pelota ayude a olvidar las penas.