Cinco tareas pendientes para dar vida a Cuba - Larisa Camacho
Redacción de CubitaNOW ~ martes 16 de diciembre de 2025
Desde La Habana, en medio del agotamiento diario y también del amor profundo por su país, surge una reflexión que no pretende ser programa político ni receta técnica, sino un acto de honestidad.
Compartiendo las palabras de Yuliet Teresa, este texto nace desde la vivencia directa de la crisis, desde el cuerpo y desde la mesa, desde lo que falta y desde lo que aún se sostiene a fuerza de voluntad. Escribir, en este contexto, se convierte en una forma de cuidado y también en la responsabilidad de no callar, nos comenta la actriz y locutora Larisa Camacho desde su perfil de facebook.
La primera herida visible es la seguridad social. Personas mayores contando monedas, infancias creciendo entre carencias normalizadas, mujeres cargando solas con hogares enteros. Las pensiones no alcanzan, la asistencia se queda corta y el discurso del sacrificio ya no cubre las necesidades reales. Una sociedad que abandona a sus más vulnerables rompe algo esencial de sí misma. Cuidar no puede seguir dependiendo del heroísmo familiar, sino de un sistema que mire de frente el costo real de vivir hoy en Cuba.
La agricultura aparece como otra deuda profunda. Hablar de comida con angustia se ha vuelto cotidiano, cuando no debería serlo. La tierra puede dar más, pero decisiones lejanas al surco ahogan el esfuerzo de campesinas y campesinos. Comer no tendría que ser una proeza diaria. La soberanía alimentaria es, antes que nada, una cuestión de dignidad.
Los servicios públicos, antaño motivo de orgullo, hoy se sostienen sobre el agotamiento de maestras, personal de salud y trabajadores del transporte. La voluntad no basta sin condiciones ni recursos. Defender la educación y la salud no es repetir consignas, es dignificar a quienes las hacen posibles.
La economía dejó de ser una abstracción y se instaló como angustia permanente. Precios, inflación y desajustes golpean siempre a los mismos. La vida real parece no estar en el centro de las prioridades.
Finalmente, está la espiritualidad: el cansancio invisible, la dureza aprendida para sobrevivir. Cuba necesita sanar también por dentro, recuperar la ternura y el sentido. No desde la certeza, sino desde una pregunta radical: ¿cómo queremos vivir?
Aún hay fe, no romántica, sino comprometida, en que restaurar es posible si la vida —toda la vida— vuelve a ser el centro.
Del perfil de Larisa Camacho