Un final triste para otro deportista cubano: en completo abandono Miguelito Calderón
Redacción de CubitaNOW ~ jueves 6 de febrero de 2025
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La noticia nos sorprende. Hace tiempo no sabíamos de él pero verlo así, despierta muchos sentimientos. La lamentable realidad nos llega a través del periodista Anibal Oliva, quien reseña la actualidad en la que vive un grande del básquet cubano, grande como jugador y grande como entrenador.
Olvidado en un hospital habanero, Miguelito Calderón pasó de la fama al olvido, de la cima del baloncesto cubano a un total abandono en la cama de un hospital.
Así transcurren los días de Miguelito Calderón, una de las grandes figuras del deporte cubano, quien hoy sobrevive en condiciones indignas en el Hospital "Comandante Manuel Fajardo" de la capital cubana.
Una foto reciente, publicada por Fernando Clavero, mostraba a un irreconocible Miguelito Calderón. Fue necesario un momento para entender que se trataba de él, del mismo Calderón que formó parte del histórico equipo que ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Münich 1972, del entrenador que llevó al equipo Capitalinos a múltiples títulos, del que comandó la selección nacional, del hombre que siempre fue ejemplo de disciplina y entrega dentro y fuera de la cancha.
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Hoy, Miguelito está ciego. Su situación de salud es delicada y su entorno es el de alguien que es olvidado por un sistema que solo aplaude a sus atletas mientras pueden dar medallas. Luego, la indiferencia los devora. Calderón no solo fue un gran jugador, sino un mentor para generaciones de baloncestistas.
Figuras como Andrés Guibert, Richard Matienzo, Roberto "el Flecha" Amaro, el "Helicóptero" Vázquez y los hermanos Herrera lo recuerdan como un líder que marcó sus carreras. Sin embargo, ese respeto y admiración no se han traducido en el respaldo que merece en sus últimos años.
A diferencia de los altos dirigentes que envejecen con privilegios, con tratamientos médicos de primer nivel y sin preocupaciones básicas, Calderón yace en una cama desvencijada de un hospital habanero, dependiendo de la caridad de los pocos que aún recuerdan su legado. El contraste es desgarrador: ¡mientras algunos reciben atención en clínicas exclusivas dentro y fuera del país, las estrellas del deporte, aquéllas que hicieron vibrar a todo un pueblo, son condenadas al olvido".
El caso de Miguelito Calderón no es único. Son muchos los campeones mundiales, olímpicos y figuras icónicas del deporte cubano que terminan sus días en la pobreza extrema, relegados a la miseria o atrapados en el alcoholismo, sin un programa de asistencia que les garantice una vejez digna. El último ejemplo fue el del Zurdo de Oro de la pelota cubana Jorge Luis Valdés y un poco antes, la del estelar voleibolista Abel Sarmiento. Esos, que trascendieron; hay muchos más de los que ni se habla.
El deporte cubano, que en sus años dorados fue sinónimo de orgullo y talento, es ahora una cantera de jóvenes que, viendo el destino de sus ídolos, buscan cualquier oportunidad para escapar y construir una vida lejos de la desidia estatal. La historia de Calderón es un recordatorio doloroso de que, en Cuba, la gloria deportiva dura lo que dura la utilidad para el régimen. Luego, solo queda el olvido.
Hoy, Miguelito Calderón lucha contra la oscuridad y la indiferencia. Y mientras él agoniza en un hospital, quienes deberían cuidarlo y honrar su legado siguen en sus cómodos despachos, mirando hacia otro lado. Porque en Cuba, los héroes del deporte no tienen derecho a una vejez digna, solo los privilegiados del poder.