La calidad del pan normado en Santiago de Cuba ha vuelto a ser tema de debate y frustración entre los ciudadanos, quienes denuncian que el producto entregado a través de la libreta de abastecimiento no cumple con los estándares mínimos de calidad.

Las quejas se han intensificado debido a la apariencia y textura del pan, que muchos describen como "incomible" y "vergonzoso".

El comunicador independiente Yosmany Mayeta Labrada compartió en su página de redes sociales varias imágenes enviadas por una residente santiaguera, mostrando la deplorable condición del pan. Las fotografías revelan piezas deformadas, de textura quebradiza y con partes quemadas, lo que evidencia problemas en el proceso de cocción y en la calidad de los insumos utilizados.

“Eso da pena y no hay quien se lo coma”, comentó la denunciante, reflejando la frustración generalizada. Con tono irónico, añadió: “Parece que lo hicieron con harina de marabú”, haciendo alusión a la planta invasora que simboliza el deterioro en el sector agrícola de la isla.

Tras la publicación, muchos santiagueros corroboraron que el problema es generalizado. “No es mentira, están acabando. Ni deseos de desayunar da”, expresó un usuario en los comentarios. Otro añadió: “Es un asco y sin gramaje ninguno”, haciendo referencia a la reducción del peso del pan.

Uno de los factores clave detrás de esta situación es la inestabilidad del suministro eléctrico que afecta la producción en varias panaderías. “Cuando la corriente deja que la panadería lo haga, porque en el Antonio Maceo a cada rato dejan de hacerlo por falta de corriente”, explicó otra residente.

La escasez de harina de trigo es otro factor determinante. Desde 2023, Cuba ha enfrentado una crisis de abastecimiento de este insumo esencial. En junio de ese año, se reportó que el país se quedó sin el pan de la canasta básica debido a la falta de harina, alcanzando un punto crítico. En febrero de 2024, el Ministerio de la Industria Alimentaria anunció que hasta finales de marzo habría severas afectaciones en la entrega del pan normado por retrasos en la llegada de cargamentos de trigo. Estos retrasos se atribuyeron a restricciones financieras y limitaciones logísticas para importar desde mercados lejanos.

Ante la crisis, el gobierno implementó la reducción del peso del pan normado de 80 gramos a 60 gramos, una medida que buscaba mantener la distribución diaria del pan subsidiado, aunque en menor cantidad. Sin embargo, esta reducción ha sido insuficiente para mitigar las críticas por la baja calidad del producto.

A finales de 2024, el gobierno anunció la eliminación de la Cadena Cubana del Pan como entidad nacional, con el objetivo de corregir "distorsiones" en los procesos de descentralización y mejorar la gestión local de las panaderías. No obstante, esta medida ha generado incertidumbre entre la población sobre su efectividad para resolver los problemas estructurales que afectan la producción y distribución del pan.

La inestabilidad eléctrica ha obligado a trasladar masa de pan sin hornear entre panaderías, exponiéndola a posibles contaminaciones y complicando aún más el proceso de producción. Estas soluciones improvisadas no solo afectan la calidad del producto final, sino que también aumentan la frustración de la población, que depende del pan normado como un elemento fundamental en su dieta diaria.

A pesar de las promesas gubernamentales de estabilizar la producción y distribución del pan, los problemas persisten, evidenciando la fragilidad de las cadenas de suministro y la dependencia crítica de importaciones en un contexto de crisis económica. La población santiaguera, como muchas otras en el país, sigue esperando soluciones concretas que garanticen un acceso digno a este alimento básico.

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