En Morón, provincia de Ciego de Ávila, una familia lo perdió todo tras un devastador incendio que destruyó su vivienda en el Reparto Peñaranda.

Según reportó el medio independiente La Tijera en su perfil de Facebook, el siniestro consumió por completo las pertenencias de una madre y sus hijos, dejándolos sin un techo propio y en una situación de extrema vulnerabilidad.

Actualmente, los afectados se encuentran provisionalmente alojados en la vivienda ubicada en Marina #11, entre Villamil y Oscar Lucero.

Vecinos y amigos han iniciado una campaña de solidaridad para ayudarles a comenzar de nuevo, solicitando donaciones de ropa, alimentos, materiales de construcción o cualquier tipo de ayuda económica.

Para quienes deseen colaborar, se ha habilitado el teléfono de contacto 5 473 8600, a través del cual es posible coordinar el envío de ayuda directa a la familia.

Cualquier aporte, por pequeño que sea, representa un rayo de esperanza en medio de la tragedia.

En Cuba, incendios como este son más frecuentes de lo que se reconoce oficialmente. Las causas están relacionadas con múltiples factores derivados de la crisis general que atraviesa el país:

El deterioro del sistema eléctrico y las instalaciones domésticas, muchas veces obsoletas y sin mantenimiento adecuado.

La escasez de recursos para reparar o sustituir cables, interruptores y electrodomésticos defectuosos.

La necesidad de improvisar conexiones y extensiones eléctricas, lo que aumenta el riesgo de cortocircuitos.

La falta de sistemas de detección y extinción de incendios en la mayoría de las viviendas.

A esto se suma la lenta respuesta de los cuerpos de bomberos, que en ocasiones enfrentan limitaciones de transporte, combustible y equipamiento.

La consecuencia es que, en pocos minutos, un foco de fuego puede convertirse en una pérdida total.

Para las familias cubanas, perderlo todo en un incendio significa volver a empezar desde cero en un país donde adquirir muebles, electrodomésticos o materiales de construcción es cada vez más difícil y costoso.

La tragedia de Morón refleja una realidad dolorosa: en la Cuba actual, una chispa basta para destruir el esfuerzo de toda una vida.

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