La tensión se siente este año entre los miles de fieles que se preparan para las celebraciones en honor a la Virgen de Guadalupe en Illinois. La posibilidad de que agentes migratorios aparezcan en las cercanías del Santuario de Des Plaines ha encendido el temor entre comunidades hispanas, muchas de ellas integradas por migrantes en situaciones vulnerables.

La Iglesia católica, consciente del ambiente de incertidumbre, ha hecho un llamado a la serenidad, a la protección de los fieles y al respeto de los espacios religiosos durante las festividades.

El Santuario de la Virgen de Guadalupe, que cada año recibe alrededor de 300.000 peregrinos, es uno de los puntos de devoción más importantes para la comunidad latina del Medio Oeste. La Arquidiócesis de Chicago recordó que más del 40 por ciento de sus 2,3 millones de fieles es de origen latino, lo que explica la magnitud y el peso cultural de esta celebración. En medio de esta tradición profundamente arraigada, la preocupación por posibles redadas migratorias se ha convertido en un tema central.

El padre Esequiel Sánchez, rector del santuario, confirmó que existe un protocolo de seguridad establecido por la Iglesia que no contempla la presencia de agentes federales dentro del recinto religioso. Aunque no se trata de una prohibición formal, sí es una postura clara cuyo objetivo es transmitir tranquilidad y garantizar que los fieles puedan acudir sin miedo. Las autoridades locales también comunicaron que los agentes federales no pueden ingresar a un lugar de culto sin una orden judicial, un punto que ha sido recibido como un mínimo alivio por parte de la comunidad.

La policía municipal será responsable de vigilar los accesos, supervisando entradas y salidas durante las celebraciones. Sin embargo, el propio rector reconoció que la institución religiosa no puede garantizar la seguridad en los trayectos hacia el santuario, donde la jurisdicción ya no corresponde a la Iglesia.

A pesar de los temores, la tradición guadalupana sigue en pie. El jueves y el viernes se desarrollarán misas, caminatas, ofrendas y actos devocionales que cada año reúnen a fieles de diversas nacionalidades. El santuario también transmitirá todas las ceremonias en vivo por redes sociales para quienes prefieran participar desde sus hogares debido al frío, al temor por las redadas o a razones de salud.

El ambiente de tensión no ha logrado detener la devoción, pero sí ha puesto en evidencia la realidad que enfrentan miles de migrantes en Estados Unidos. La Iglesia insiste en la necesidad de encontrar soluciones humanas y viables para quienes buscan vivir su fe sin miedo y avanzar hacia una estabilidad migratoria que les permita sentirse parte plena de sus comunidades.

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