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Jorge Legañoa, el “periodista confiable” del régimen, fabricado con trampas, favores y lealtad ciega

Redacción de CubitaNOW ~ jueves 6 de noviembre de 2025

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Desde hace años, Cuba ha sido un terreno fértil para los privilegios disfrazados de méritos y pocos casos lo ilustran mejor que el de Jorge Legañoa Alonso, convertido hoy en rostro mediático del oficialismo. Su trayectoria, contada por colegas y excompañeros, no es precisamente la de un talento que se abre camino, sino la de un beneficiado de un sistema que premia la sumisión por encima de la capacidad.

Hijo del doctor en Estomatología Jorge Alberto Legañoa y de una profesora universitaria influyente, Jorge creció rodeado de conexiones y puertas abiertas. Cuando fue rechazado en la vocacional por su bajo rendimiento en Matemáticas, los hilos familiares se movieron hasta ubicarlo en un preuniversitario “a dedo”, donde, según testimonios, llegó a ocupar cargos estudiantiles gracias a maniobras más políticas que académicas.

Su ingreso en la carrera de Periodismo, uno de los episodios más comentados, refleja la naturaleza del privilegio en el sistema cubano. Legañoa habría suspendido tanto la prueba de aptitud como Matemáticas, pero un reclamo de sus padres bastó para que milagrosamente apareciera el puntaje justo que lo colocó entre los seleccionados. Una estudiante con todos los exámenes aprobados quedó fuera. No fue su primer favor, ni el último.

Mientras otros jóvenes cumplían el servicio militar, él fue “asignado” a tareas menores, protegido siempre por jefes complacientes. Luego, su llegada a la Universidad de La Habana estuvo marcada por el apoyo del entonces rector Juan Vela Valdés, amigo íntimo de su padre, lo que le permitió estudiar sin el cambio de dirección obligatorio. En los pasillos, cuentan que lo presentaban como “el sobrino del rector”.

Aun repitiendo el primer año de la carrera, no enfrentó sanción alguna: su “castigo” fue pasantía en Juventud Rebelde, un lujo reservado a pocos. Desde ahí, su ascenso fue meteórico: puestos en el Comité Central, viajes internacionales, cargos en la UPEC y presencia constante en medios oficiales. No por talento, sino por lealtad política.

Hoy, el periodista que se autodenomina “analista confiable” representa a la perfección la esencia del aparato mediático del régimen: un rostro de obediencia, un vocero formado entre trampas y privilegios.

Mientras el país se hunde en la censura y el miedo, figuras como Legañoa se alzan como símbolos del servilismo institucionalizado, esos que nunca necesitaron mérito para triunfar, porque el poder se los regaló todo.

Fuente: José Luis Tan


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