Cuba está nuevamente de luto. La muerte del pequeño Nelson Thiago Lugones, un niño de apenas cinco años encontrado sin vida dentro de un pozo en el municipio de Alquízar (Artemisa), ha causado conmoción en todo el país. Lo que inicialmente parecía un trágico accidente ahora genera fuertes sospechas entre familiares y vecinos, quienes aseguran que el menor fue asesinado y posteriormente arrojado al pozo.

De acuerdo con una carta divulgada por el medio Cubanos por el Mundo, los familiares del niño expresaron su desesperación ante la falta de respuestas y pidieron apoyo para que el caso no quede impune. “Les escribo con el corazón en la mano… creemos que Thiago fue víctima de un crimen y que las autoridades no están actuando”, dice el texto.

La familia asegura que, pese a que existen sospechosos identificados, la policía no ha realizado arrestos ni avances en la investigación. Uno de los detalles más inquietantes es que el cuerpo del pequeño fue hallado sin rasguños ni heridas, lo que contradice las condiciones del área donde fue encontrado: una finca con vegetación espesa, llena de maleza y obstáculos. Quienes participaron en la búsqueda sufrieron cortes y arañazos, mientras que Thiago fue hallado limpio, lo que refuerza la teoría de que fue trasladado allí sin vida.

El trágico hallazgo ocurrió en la finca “El Recurso”, en la localidad de El Chumbo, lugar donde el niño fue visto por última vez. Vecinos y familiares participaron en una angustiosa búsqueda que duró varias horas, hasta que cerca de la 1:00 de la madrugada su cuerpo fue recuperado del pozo.

La comunidad está devastada. “Era un niño alegre, querido por todos”, comentó una residente local. En redes sociales, cientos de cubanos han mostrado su solidaridad con la familia, exigiendo justicia y una investigación transparente.

Mientras tanto, el periódico estatal El Artemiseño asegura que las pesquisas continúan. Sin embargo, los allegados temen que el caso sea archivado sin esclarecer las verdaderas causas de la muerte.

La historia de Thiago no solo es una tragedia familiar: se ha convertido en un símbolo del clamor ciudadano por justicia y protección infantil en Cuba, un país donde el silencio oficial y la falta de transparencia siguen dejando más preguntas que respuestas.

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