Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez, el cubano que nació en Santa Isabel de las Lajas, un 24 de agosto de 1919, y que se convirtió para los antillanos de muchas generaciones en nuestro Benny Moré.

Apodado ‘El Bárbaro del Ritmo y El Sonero Mayor de Cuba, fue un cantante y compositor cubano que dejó una impronta imborrable y un legado indiscutible en la música de nuestra nación.

“Además de un innato sentido musical, estaba dotado con una fluida voz de tenor, que coloreaba y fraseaba con gran expresividad. Moré fue un maestro en todos los géneros de la música cubana, pero destacó particularmente en el son montuno, el mambo y el bolero”, destacan.

Moré era el mayor de 18 hermanos de una familia afrocubana humilde y campesina. “Se dice que su tatarabuelo materno, Gundo, era descendiente del rey de una tribu del Congo que fue capturado a los nueve años por traficantes de esclavos y vendido al propietario de una plantación cubana, llamado Ramón Paredes”.

“Bartolomé aprendió a tocar la guitarra en su infancia.

Según el testimonio de su madre, Virginia Moré, se fabricó su primer instrumento, a la edad de seis años, con una tabla y un carrete de hilo.

Abandonó la escuela a edad muy temprana para dedicarse a las labores del campo.

A los 16 años, en 1935, formó parte de su primer conjunto musical. En 1936, cuando contaba con 17 años, dejó su ciudad natal y se trasladó a La Habana, donde se ganaba la vida vendiendo "averías", es decir, frutas y verduras estropeadas, así como hierbas medicinales. Seis meses más tarde regresó a Las Lajas, donde trabajó cortando caña con su hermano Teodoro. Con el dinero obtenido y los ahorros de su hermano, compró su primera guitarra decente”, refieren.

Después de eso vino una exitosa trayectoria musical de la que hoy todavía se habla.

Su muerte llegó en un momento en el que Benny triunfaba, sin embargo, su legado quedó para siempre en la música cubana.

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