Dos mujeres conocidas en Ciego de Ávila por su historial de delación, represión y servicio al régimen castrista ahora viven en La Habana, donde continúan actuando bajo la misma línea de intolerancia y servilismo al poder.

Se trata de Betty Pairol Quesada, mayor del MININT y ex instructora penal, y su madre, Eneida de la Caridad Quesada, antigua jefa de vigilancia de los CDR y miembro activa de las Brigadas de Respuesta Rápida.

En Ciego de Ávila, sus nombres eran sinónimo de miedo. Betty Pairol fue temida por los presos políticos en la prisión provincial “Todo el mundo canta”, donde se le acusó de maltratar y hostigar a detenidos de conciencia.

Además, participó directamente en la represión del 11 de julio de 2021, cuando miles de cubanos salieron a las calles exigiendo libertad. Testigos afirman que actuó como colaboradora de la Seguridad del Estado y que luego sirvió de testigo en juicios amañados contra los manifestantes.

Su madre, Eneida Quesada, no se quedó detrás. Desde su papel en los CDR, se dedicó durante décadas a vigilar, denunciar y acosar a quienes pensaban diferente en su barrio. Formó parte de los grupos de choque que el régimen moviliza para golpear y reprimir a ciudadanos opositores o críticos. Vecinos aseguran que, cuando madre e hija dejaron Ciego de Ávila, hubo quien celebró su partida como un verdadero alivio.

Hoy ambas residen en el municipio Cerro, en La Habana, donde continúan participando en actos de reafirmación revolucionaria y eventos políticos organizados por el Partido Comunista. Fuentes locales aseguran que Eneida trabaja en una feria que se organiza los viernes en el canal del Cerro, mientras Betty sigue vinculada al MININT.

Este es un llamado de alerta a los habaneros: no se trata de simples vecinas, sino de mujeres con un historial documentado de colaboración activa con la represión del régimen. Cuba debe recordar los rostros y nombres de quienes han contribuido al sufrimiento.

Fuente: La Tijera

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