Un caso que ha conmocionado a Nueva York involucra a Félix Jerónimo Rojas, un inmigrante indocumentado de 44 años, acusado de violar el cadáver de un pasajero y robar sus pertenencias en el Metro de la ciudad.

Según confirmó un portavoz del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) al New York Post, Rojas había ingresado ilegalmente a Estados Unidos desde México al menos cinco veces, siendo detenido por la Patrulla Fronteriza en tres ocasiones durante 1998 y una vez más en 1999. En todas las instancias, fue devuelto a México de forma voluntaria, aunque logró reingresar posteriormente de forma clandestina. No está claro cuándo fue su última entrada al país.

El macabro incidente ocurrió de madrugada en un tren de la línea R en el Bajo Manhattan, donde Jorge González, un ciudadano mexicano de 37 años, murió repentinamente por causas aún no confirmadas.

Poco después de su fallecimiento, Rojas presuntamente revisó sus bolsillos y luego agredió sexualmente su cadáver durante más de 30 minutos, según lo documentado en imágenes de vigilancia y confirmado por la fiscalía en una audiencia judicial reciente. Se sospecha que la muerte de González fue por causas naturales, mientras se espera el resultado oficial de la autopsia.

Rojas enfrenta múltiples cargos, incluyendo violación y hurto mayor, y permanece detenido sin derecho a fianza. Al entregarse a la policía, presentó un pasaporte extranjero, pero no fue sino hasta esta semana que las autoridades confirmaron su estatus migratorio. ICE ha emitido órdenes de detención en su contra tanto ante la Central de Aduanas de Manhattan como en Rikers Island, donde se encuentra recluido.

Este crimen se suma a una serie de incidentes violentos en el sistema de transporte de Nueva York. A pesar de que las autoridades celebraban una reducción histórica en homicidios en el Metro durante el primer trimestre del año, este y otros hechos —incluyendo apuñalamientos recientes— han generado nuevas preocupaciones sobre la seguridad en el transporte público. Un estudio reciente señala que Nueva York tiene el sistema de transporte más peligroso del país, afectado por factores como la indigencia, la inmigración irregular y el abuso de sustancias.

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