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Hermanos Menéndez, condenados a cadena perpetua por asesinar a su padre cubano, podrían quedar en libertad

Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 14 de mayo de 2025

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Erik y Lyle Menéndez, sentenciados a cadena perpetua por el asesinato de sus padres en 1989, han recibido una nueva oportunidad legal que podría permitirles salir en libertad tras pasar más de tres décadas en prisión.

Un juez de California modificó la condena de los hermanos, quienes originalmente no tenían derecho a libertad condicional, estableciendo ahora una pena de entre 50 años y cadena perpetua. Esta decisión los convierte en elegibles para solicitar libertad condicional.

Erik y Lyle, de 54 y 57 años respectivamente, fueron encontrados culpables de asesinar a tiros a sus padres, José Menéndez —un empresario cubano-estadounidense— y su esposa Kitty, en su residencia de Beverly Hills. La brutalidad del crimen y el contexto familiar generaron gran atención mediática en su momento.

Durante una audiencia reciente, el juez Michael Jesic declaró que no le corresponde decidir si los hermanos deben ser liberados, pero sí consideró que merecen tener la oportunidad de ser evaluados por la junta de libertad condicional. “No digo que deban salir libres, pero creo que 35 años en prisión justifican una revisión”, expresó.

Los hermanos participaron en la audiencia desde una prisión de San Diego mediante videollamada. A lo largo de la sesión, varios familiares, un exjuez y un antiguo compañero de celda testificaron a su favor, destacando su evolución personal, estudios universitarios y trabajo de mentoría dentro de la prisión.

Una de sus primas, Diane Hernández, recordó entre risas que Erik ha logrado calificaciones sobresalientes en sus estudios. Otras voces familiares coincidieron en que ambos han demostrado remordimiento genuino y que su rehabilitación es evidente. “Toda la familia los ha perdonado. 35 años son suficientes”, afirmó Anamaria Baralt, otra prima.

Durante el juicio original, la defensa alegó que los hermanos actuaron motivados por años de abuso sexual y psicológico a manos de su padre, lo cual nunca fue plenamente aceptado por la fiscalía. Esta presentó el caso como un asesinato impulsado por la ambición de heredar una fortuna millonaria.

Pese a los múltiples intentos fallidos por revocar la sentencia en el pasado, en años recientes ha aumentado el apoyo público a su causa. La defensa ha argumentado que nuevas evidencias sobre el presunto abuso, además de su buen comportamiento y labores en prisión, ameritan una reconsideración.

Lyle Menéndez ofreció una declaración ante el tribunal, en la que asumió responsabilidad por sus actos: “Maté a mis padres. No hay excusas. El daño que causé a mi familia es inmenso e irreparable”.

El caso también ha estado marcado por el cambio de postura dentro del sistema judicial. El exfiscal George Gascón apoyó una nueva sentencia argumentando que hoy se entiende mejor el impacto del abuso infantil, y reconoció la rehabilitación de los hermanos. No obstante, su sucesor, Nathan Hochman, se opuso rotundamente al proceso de resentencia, negando que existan pruebas convincentes de abuso y alegando que los hermanos no han asumido plenamente su responsabilidad.

A pesar de esta oposición, el juez Jesic rechazó dos intentos del fiscal de retirar la solicitud de nueva sentencia, permitiendo que el proceso continúe.

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El exjuez Jonathan Colby testificó a favor de Erik y Lyle, resaltando los programas que han desarrollado para asistir a prisioneros ancianos y discapacitados. También lo hizo Anerae Brown, un exconvicto que rompió en llanto al contar cómo el apoyo de los hermanos lo ayudó a transformar su vida y recuperar su libertad.



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