La realidad que enfrentan los adultos mayores en Cuba es desgarradora. Lejos de disfrutar de un retiro digno después de décadas de trabajo y sacrificio, miles de jubilados se ven obligados a sobrevivir día a día entre colas interminables, escasez de alimentos y medicamentos, y condiciones de vida que rozan la indignidad.

En las calles cubanas es común ver a abuelos rebuscando en basureros, pidiendo dinero a turistas o incluso mendigando para poder comer. Esta situación refleja un maltrato sistemático a quienes lo dieron todo por la revolución.

El caso denunciado por varios cubanos expone cómo los ancianos se enfrentan a colas interminables en bancos y tiendas, donde la espera puede durar horas sin garantía de conseguir lo necesario. La falta de medicamentos básicos agrava la situación, pues muchos padecen enfermedades crónicas que requieren tratamientos constantes que no están disponibles en las farmacias del país. La escasez de productos esenciales como leche, arroz o aceite obliga a los jubilados a depender de la caridad o a sobrevivir con raciones mínimas que no cubren sus necesidades nutricionales.

Además, la infraestructura pública en deterioro afecta directamente a esta generación. Viviendas precarias, transporte limitado y servicios de salud insuficientes aumentan la vulnerabilidad de los ancianos. Muchos de ellos son víctimas de la desprotección oficial, viviendo solos, sin redes de apoyo y sin posibilidades de recibir asistencia adecuada. Esta situación refleja un abandono institucional que convierte a los abuelos en la parte más golpeada de la crisis económica del país.

Historias como estas muestran que la destrucción del tejido social y económico impacta especialmente a quienes dedicaron su vida a la construcción del país. Mientras la juventud enfrenta desafíos distintos, los adultos mayores pagan con hambre, enfermedad y soledad la fidelidad que una vez demostraron. Las imágenes de jubilados rebuscando en basureros o esperando en interminables colas se han vuelto comunes, pero detrás de cada rostro hay décadas de esfuerzo y sacrificio que hoy son ignoradas.

La denuncia de estos casos busca visibilizar el abandono y maltrato al que se somete a la tercera edad en Cuba. Los abuelos que una vez confiaron en la promesa de bienestar ahora sobreviven en condiciones que vulneran su dignidad, recordándonos que una sociedad justa debe proteger a sus mayores, no dejarlos a la deriva entre hambre y miseria.

Fuente: Cubanos por el mundo

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