¡Sin luz ni comida, pero con convención! Cuba: la dictadura se aísla del hambre con propaganda científica
Redacción de CubitaNOW ~ martes 27 de mayo de 2025

Mientras la mayoría del pueblo cubano lucha día a día contra los apagones, la escasez de alimentos y la falta de medicamentos, el régimen castrista continúa montando escenarios de aparente normalidad y desarrollo.
Esta semana, Miguel Díaz-Canel inauguró la Convención Científica Internacional "Saber UH 2025" en el Teatro "Karl Marx" de La Habana, con más de mil participantes provenientes de 46 países. Una escena digna de una nación próspera, si no fuera por la cruda realidad que vive la isla.
“En un país donde el pueblo no tiene arroz ni luz, el régimen aplaude debates científicos en salones iluminados con energía exclusiva para la élite. Una burbuja de hipocresía en medio del colapso.”
La contradicción es brutal. ¿Cómo se puede hablar de ciencia, futuro y desarrollo en universidades que a menudo se quedan sin electricidad, donde los baños carecen de papel higiénico y donde los estudiantes tienen que llevar de sus casas lo poco que encuentran para sobrevivir?
La respuesta es clara: el régimen no está interesado en el bienestar del pueblo, sino en el espectáculo. Utiliza estos eventos como vitrinas de propaganda internacional, para hacer creer que en Cuba todo sigue funcionando, cuando en realidad todo se derrumba.
En cada acto oficial, los jerarcas del poder sonríen, reparten diplomas, lanzan discursos vacíos y saludan a delegaciones extranjeras que, muchas veces, asisten por interés académico o por conveniencia ideológica. Pero fuera del teatro y de los salones climatizados, el pueblo pasa hambre. Literalmente.
“¿Quién paga la convención? El mismo pueblo que no puede comprar un kilo de arroz ni un antibiótico para su hijo enfermo. Una casta académica importada festeja mientras los cubanos sobreviven a oscuras.”
Así, la dictadura vuelve a confirmar que su prioridad no es el ciudadano común. La “Ciencia” que promueven no está al servicio de las necesidades reales del país, sino de la propaganda política. Cuba se desangra lentamente, mientras sus gobernantes siguen celebrando congresos, simposios y convenciones, como si no estuviera pasando nada.
La cúpula castrista vive en una ficción cuidadosamente elaborada, mientras el pueblo cubano clama por comida, luz y dignidad.