El huracán Melissa, que continúa intensificándose en el Caribe, amenaza con golpear de lleno la provincia de Guantánamo a partir del martes, con vientos que podrían superar los 250 kilómetros por hora si alcanza la categoría 5, la máxima en la escala Saffir-Simpson.

Las autoridades han declarado el estado de alerta ciclónica máxima, advirtiendo a la población sobre el peligro extremo que representa este poderoso fenómeno meteorológico.

De acuerdo con el Centro Meteorológico Provincial, Melissa se desplaza lentamente hacia el oeste-noroeste con un flujo de aire cargado de humedad que generará lluvias torrenciales, marejadas y un peligroso ascenso del nivel del mar.

El director del Centro Carlos Román González explicó que, a diferencia del huracán Matthew en 2016, “el impacto de Melissa será más directo y afectará una zona mucho más amplia del territorio”. Se espera que los ríos del norte, ya saturados por las lluvias recientes, se desborden provocando severas inundaciones.

La Defensa Civil informó que se activó un plan de protección integral que incluye la evacuación de 145,000 personas, de las cuales unas 36,000 serán alojadas en centros de evacuación ya habilitados.

En total, existen 110 centros activos con capacidad para ampliarse a 142 y se han dispuesto 83 centros de elaboración de alimentos para garantizar la atención básica a los damnificados. Además, se trabaja en asegurar el abastecimiento de agua potable y el funcionamiento de los servicios de salud pública durante la emergencia.

Las clases fueron suspendidas en toda la provincia como medida preventiva, mientras brigadas de electricidad, comunicaciones y recursos hidráulicos refuerzan infraestructuras críticas. Las autoridades insisten en que la población debe mantenerse informada a través de los canales oficiales y evitar rumores o desinformación.

“El huracán no es un punto, sino una extensa zona con efectos devastadores. Todos debemos estar preparados para sus consecuencias”, alertó Román González. Las próximas 48 horas serán decisivas para Guantánamo, que enfrenta una de las amenazas meteorológicas más severas de los últimos años.

La población permanece en tensión, consciente de que Melissa podría dejar un rastro de destrucción similar o incluso superior al de los huracanes históricos que han azotado la región oriental de Cuba.

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