El pueblo de "Amancio" en Las Tunas vuelve a estar de luto. La noche se tiñó de tragedia con una noticia que nadie quería escuchar: la vida de Yanoski del Valle se apagó de forma brutal tras un apuñalamiento ocurrido en la noche del 18 de agosto.

Un día después se corfimaba su fallecimiento, dejando un vacío imposible de llenar en el corazón de su familia y de un pueblo entero.

Yanoski era hijo de Anuncio y Cecilia, parte de una familia humilde, querida y respetada. Quienes lo conocieron lo recuerdan como un muchacho noble, de carácter tranquilo y bondadoso, que no buscaba conflictos y que soñaba con un futuro limpio y lleno de vida.

La violencia, sin embargo, lo sorprendió en un sitio donde se supone debía reinar la alegría: una cafetería cercana al Tanque, en La Carretera, lugar habitual de reunión de jóvenes con música y amistad. Allí, entre la confusión y la oscuridad de la noche, un cuchillo le arrebató los sueños.

“Una vida buena se perdió sin razón y el silencio que deja su ausencia pesa tanto como la injusticia de su partida”, repiten quienes hoy lloran su pérdida.

Los nombres de los presuntos responsables ya circulan en las calles: El Coco, Nel Riberon y Jorgito. tres individuos de mala reputación, conocidos por sus andanzas y malas costumbres, señalados ahora como los autores del crimen.

La policía logró detenerlos, pero entre la gente la pregunta se repite: ¿cuánto más debe soportar "Amancio" antes de que la violencia deje de dictar las reglas de la noche?

Muchos murmuran que los delincuentes caminan con cuchillos escondidos en botas de goma, mientras la respuesta de las autoridades parece siempre llegar tarde.

En la casa de Anuncio y Cecilia, las lágrimas se confunden con la impotencia. En las calles, la indignación se mezcla con el dolor. “Un joven que nunca buscó pleito merecía una vida larga y limpia, no una muerte absurda”, se escucha en cada esquina.

Hoy, "Amancio" no solo llora a Yanoski, también se mira al espejo de una realidad dura: la violencia amenaza el tejido social y cobra vidas inocentes. El recuerdo de Yanoski quedará grabado en la memoria de su gente como símbolo de lo que no debió pasar jamás.

¡Descansa en paz, Yanoski. No te olvidaremos!

Recomendado para ti