El gobierno cubano ha confirmado la eliminación de los subsidios a la canasta básica, medida que afectará directamente el poder adquisitivo de la población en medio de una crisis económica que ya ha dejado a muchos cubanos en una situación precaria. La decisión, anunciada por el primer ministro Manuel Marrero Cruz durante su intervención en la Asamblea Nacional, marca un cambio significativo en la política económica del país, que busca corregir distorsiones pero también enfrenta un creciente descontento popular.

Según Marrero, el proceso de eliminación de los subsidios se implementará de manera gradual, producto por producto, pero sin posibilidad de reversión. "Es un camino que no tiene marcha atrás", afirmó, subrayando que la medida forma parte de un plan más amplio para reactivar la economía cubana. Sin embargo, la eliminación de los subsidios es vista como un golpe directo al poder adquisitivo de los cubanos, especialmente en un contexto donde los precios de los alimentos básicos, como arroz, azúcar, huevos y pan, ya son inalcanzables para muchas familias.

El gobierno ha anunciado que los subsidios serán redirigidos hacia las personas en situación de vulnerabilidad, pero no ha proporcionado detalles claros sobre cómo se implementará esta reorientación. Marrero reconoció que la mayoría de los trabajadores no podrán cubrir la diferencia entre los precios de los productos básicos y sus salarios, lo que empeorará aún más las condiciones de vida de la población.

La medida de eliminar los subsidios se presenta como parte de un esfuerzo más amplio por corregir las distorsiones económicas en el país, que incluyen políticas de precios y la reducción de subsidios a otros productos y servicios esenciales. Sin embargo, el gobierno ha admitido que los resultados no han cumplido con las expectativas de la población. "No se ha avanzado lo necesario", afirmó el primer ministro.

Este anuncio llega en un momento crítico para la economía cubana, que enfrenta una inflación sostenida, escasez de alimentos y bienes básicos, y una creciente presión social. La eliminación de los subsidios, en lugar de aliviar la carga de los ciudadanos, podría profundizar la crisis económica y aumentar el malestar en un país donde las dificultades económicas ya son una realidad cotidiana para millones de personas.

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