El feminicidio de Yailin Torres, una madre cubana de 35 años, ha estremecido a la comunidad migrante en Surinam y ha encendido nuevas alarmas sobre la violencia de género que afecta a mujeres en situación de vulnerabilidad fuera de Cuba.

Según informó la página Reporte Cuba Ya, el crimen ocurrió mientras Yailin trabajaba como cocinera en una mina de oro. Fue asesinada frente a su hija pequeña por un hombre de nacionalidad dominicana que, tras cometer el acto, se quitó la vida.

La víctima no mantenía una relación sentimental con el agresor; se trataba, según declaraciones de una amiga cercana de un conocido con quien tenía una amistad.

La escena fue presenciada por la hija menor de Yailin, Alejandra, quien quedó en estado de shock tras presenciar el asesinato de su madre.

“Me enviaron fotos y videos de Yailin muerta… La niña estaba adentro, lo vio todo. Yailin luchó por sus hijos y mira lo que pasa”, expresó la amiga, visiblemente afectada.

Yailin deja dos hijos huérfanos: Alejandra, que permanece en Surinam bajo custodia temporal, y un niño de nueve años que vive en Camagüey, Cuba, con su padre.

Las autoridades locales han iniciado un proceso para contactar a los familiares de Yailin, entre ellos un tío médico que reside en Brasil, con el fin de garantizar la seguridad y custodia de la menor.

El padre de Alejandra, también residente en Surinam, se encuentra actualmente detenido, y las autoridades esperan la comparecencia de un tío paterno que podría asumir la tutela de la niña.

Este crimen se suma a una serie de muertes que han afectado a cubanos en Surinam, algunas de ellas por accidentes de tránsito y otras por violencia. Reporte Cuba Ya ha hecho un llamado urgente a compartir la información en redes sociales, especialmente en grupos de Camagüey y Santiago de Cuba, para localizar a los familiares de Yailin y asegurar un entorno seguro para Alejandra.

La historia de Yailin Torres no solo evidencia el dolor de una pérdida irreparable, sino también el aumento alarmante de los feminicidios que afectan a mujeres migrantes. Su caso clama por justicia, y su memoria se convierte en un llamado urgente a la acción y a la protección de las mujeres en contextos de riesgo.

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