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¡Desaparece una prueba clave! Médicos bajo sospecha por borrar el TAC de Enrique Pérez Fumero

Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 6 de agosto de 2025

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La angustia se multiplica entre familiares, amigos y ciudadanos que siguen de cerca el caso de Enrique Pérez Fumero. A la gravedad de su estado de salud se suma ahora una denuncia que sacude la opinión pública: el TAC que revelaba el alcance del daño cerebral de Enrique fue borrado de la memoria flash donde estaba guardado.

Una fuente cercana a la familia confirmó el hecho. No se trata de un error técnico ni de un accidente casual: el archivo desapareció en medio del proceso más delicado de su tratamiento médico.

Este acto, que no puede interpretarse como una simple negligencia, sugiere intenciones más oscuras. “El TAC es una de las pruebas principales para presentar ante los tribunales en casos delictivos y ellos lo saben”, denunció una ciudadana indignada. La sospecha es clara: alguien decidió eliminarlo deliberadamente.

¿Qué ocultaban esas imágenes? ¿Qué querían impedir que viera la familia o incluso otros especialistas? ¿Qué se pierde cuando se borra una prueba que registra el trauma exacto sufrido por un ser humano?

La desaparición del archivo es, en sí misma, una forma de violencia institucional. “No se borra un archivo… cuando no hay nada que ocultar”, afirma con razón el periodista Yosmany Mayeta Labrada, quien ha seguido el caso de cerca desde el primer momento. El silencio médico pesa más que mil palabras, y el acto de eliminar un TAC, cuando se trata de una vida en juego, no es solo una irregularidad: es una agresión a la verdad.

Mientras tanto, Enrique fue trasladado de emergencia a Santiago de Cuba, donde fue operado de urgencia. El coágulo fue evacuado, pero otras áreas del cerebro quedaron sangrando. El joven perdió mucha sangre y tuvo que ser transfundido. Su pronóstico continúa siendo reservado. Según informaron fuentes familiares, podría ser necesario someterlo a otra operación dentro de unos días, dependiendo de su evolución.

A su lado, solo su madre, Teresa Fumero, puede visitarlo cada día a las 2 de la tarde. Ella resiste estoicamente, sosteniéndose en medio de la incertidumbre, aferrada a la fe. Mientras los médicos imponen un silencio inquietante, la ciudadanía responde con oración, vigilancia y exigencia.

La voz de quienes aman a Enrique se alza frente al muro de silencio y manipulación. Se ha iniciado una cadena de oración que recorre redes sociales, hogares y comunidades: una súplica colectiva por la vida de un joven que aún lucha desde una cama de hospital.

La desaparición del TAC no es un error. Es una alerta. Y ante esa alerta, la respuesta no puede ser el silencio. Exigimos respuestas. Exigimos transparencia. Exigimos justicia.

Porque cuando la medicina borra evidencias, la fe y la verdad deben gritar más fuerte que nunca.




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