Cada 8 de septiembre, el corazón de los cubanos vibra al unísono. Desde Miami hasta Santiago de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, une a una nación dividida por el mar, pero conectada por la fe y el amor a su tierra.

Este domingo, cientos de fieles cubanos se reunieron en la Ermita de la Caridad, en Miami, para rendir homenaje a la "Virgen Mambisa", símbolo espiritual y cultural de generaciones de cubanos.

Girasoles, velas encendidas y oraciones profundas llenaron el santuario, mientras el aroma a esperanza se mezclaba con el eco de plegarias por salud, libertad y unión familiar.

En un ambiente de recogimiento y fervor patriótico, los asistentes ofrecieron sus súplicas a la Virgen, pidiendo consuelo para los enfermos, fortaleza para los migrantes, libertad para los presos políticos y luz para los que sufren en la Isla. Frente al altar, un mural con las palabras “Dios: Patria y Vida” resumía el sentir de toda una comunidad exiliada que no olvida sus raíces.

Durante la ceremonia, transmitida en vivo por redes sociales, un sacerdote recordó el papel de la Virgen como madre y guía, afirmando que ella es “puente entre los cubanos de dentro y fuera de la Isla”. Las palabras invitaron a reflexionar sobre el poder de la fe en tiempos de dolor, pero también en los de resistencia y esperanza.

La devoción a la Virgen de la Caridad trasciende religiones, ideologías y fronteras. No es solo una figura religiosa, sino un estandarte de identidad nacional. Muchos la llevan en medallas, estampas, altares caseros o tatuajes, como un símbolo de protección y unidad en la diáspora.

También en Madrid, Nueva Jersey y otras ciudades con presencia cubana, se celebraron actos en su honor. Y en Santiago de Cuba, el arzobispo Dionisio García recordó que la Virgen ha sido refugio del pueblo en momentos oscuros de la historia nacional.

La fe cubana sigue viva y cada año lo demuestra el pueblo con su devoción inquebrantable. Porque aunque cambien los gobiernos o las fronteras, la Caridad del Cobre sigue siendo el alma de Cuba, esa que acompaña al exiliado, consuela al preso, fortalece al migrante y sostiene al que aún resiste en la Isla.

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