Fallece madre de preso político venezolano sin poder ver a su hijo
Redacción de CubitaNOW ~ jueves 6 de noviembre de 2025
Yenny Lucía Barrios falleció dejando tras de sí una historia de lucha, angustia y una familia partida por la injusticia. Ex presa política y paciente oncológica, Yenny vivió la última etapa de su vida entre tratamientos y acusaciones que muchos calificaron de arbitrarias.
Su caso conmocionó desde el primer día: arrestada en 2024 durante su terapia contra el cáncer, fue señalada por terrorismo y liberada posteriormente por motivos humanitarios cuando su salud se agravó. Hoy, su muerte se suma a la lista de pérdidas que revelan algo más que tragedia privada: una serie de decisiones estatales que castigan a los más vulnerables.
Las voces en la publicación de La Tijera reflejan esa rabia contenida. “¿Hasta cuándo todo esto?” pregunta un usuario entre condolencias; otros escriben “QEPD” o “¡Dios mío qué horror!”, expresan dolor y solidaridad. Algunas respuestas van más allá del lamento y tratan de poner nombre al patrón: usuarios comparan el trato en Venezuela con el de Cuba, denunciando un “modus operandi” represivo que impide incluso el último adiós.
La sensación de impotencia se mezcla con la acusación directa a regímenes que, según los comentaristas, han aprendido a negar derechos básicos como castigo.
Entre los comentarios se nota también la espiritualidad y el consuelo colectivo: “Jehová Dios” o “En gloria” aparecen como intentos de mitigar el sufrimiento. Otros reclaman justicia: “que pronto se haga justicia” y muchos subrayan la inhumanidad de negar a un hijo el derecho a despedir a su madre. Esa negación es, para muchos, un acto de sadismo institucional que desborda cualquier legalidad y deja una estela de dolor público.
La detención de Diego, según denuncias de organizaciones de derechos humanos, habría sido por intentar conseguir un medicamento para su madre —un gesto de amor convertido en delito. La publicación recoge lamentos, rabia y llamados a la solidaridad internacional: “Libertad YA”, piden algunos; “Basta de injusticias”, claman otros.
La indignación se mezcla con el miedo, porque para quienes comentan esto no es un caso aislado sino parte de una práctica repetida.
Hoy, mientras la comunidad virtual se vuelca en mensajes de pésame y furia, la ausencia de Yenny persiste como testimonio. Su historia exige no solo condolencias sino acciones: presión por la liberación de detenidos, investigaciones imparciales y que la voz de quienes lloran no sea ahogada por la indiferencia estatal.
No es solo una muerte más: es un llamado a que la humanidad recupere el lugar que la política y la crueldad le han usurpado. No olvidemos su nombre... ¡Yenny!