Cuba vuelve a estremecerse ante la noticia de otra muerte infantil vinculada al virus desconocido que continúa propagándose sin control por todo el país. En esta ocasión, la víctima es el nieto pequeño de Olaida del Castillo, integrante de las Damas de Blanco y mujer que durante años ha defendido los derechos humanos desde la resistencia pacífica. La activista Laura María Labrada Pollán confirmó el fallecimiento del menor, ocurrido en La Habana tras varios días de lucha por su vida.

La tragedia ha encendido nuevamente las alarmas entre la población, que vive con temor ante la ausencia total de información oficial. Desde hace semanas los hospitales se encuentran saturados, los diagnósticos son confusos y los médicos trabajan sin recursos, mientras el MINSAP evita mencionar la gravedad real de la situación epidemiológica. Lo que la gente conoce no proviene del gobierno, sino de familiares desesperados, activistas y periodistas independientes.

La muerte de este niño no es un hecho aislado. En los últimos días, se reporta un incremento alarmante de fallecimientos súbitos entre adultos jóvenes, ancianos y recién nacidos. A esta crisis se suma la pérdida de más de 20 profesores universitarios en distintas provincias, todos afectados por cuadros clínicos asociados al mismo virus que las autoridades se empeñan en catalogar como “eventos comunes” o “complicaciones naturales”.

El silencio gubernamental ha profundizado la angustia colectiva. Los cubanos sienten que están enfrentando una emergencia sanitaria a ciegas, sin datos epidemiológicos, sin advertencias, sin protocolos claros y sin la mínima transparencia que cualquier país debería ofrecer a su ciudadanía.

La desinformación se ha convertido en arma y la negligencia, en condena.

Para la familia de Olaida del Castillo, el dolor es irreparable. Han perdido a un pequeño que tenía toda la vida por delante y que jamás debió convertirse en víctima de un sistema incapaz de responder, proteger o decir la verdad.

Su caso simboliza el sufrimiento de cientos de familias que hoy lloran a sus seres queridos sin saber, siquiera, contra qué están luchando realmente.

Desde La Tijera News enviamos nuestro más profundo pésame a Olaida, a sus seres queridos y a todos los cubanos que hoy padecen las consecuencias de un sistema colapsado.

Que este pequeño descanse en paz, y que Cuba despierte antes de que continúe este silencioso exterminio.

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