El legendario campeón mundial de ajedrez Boris Spassky ha fallecido a los 88 años, según anunció la Federación Rusa de Ajedrez. Spassky, quien ostentó el título de campeón del mundo entre 1969 y 1972, es recordado no solo por su talento sobre el tablero, sino también por haber protagonizado el histórico "duelo del siglo" contra Bobby Fischer en plena Guerra Fría.

Nacido en Leningrado en 1937, Boris Spassky demostró su genio desde temprana edad. A los diez años ya había derrotado al campeón mundial Mijaíl Botvinnik en una partida simultánea, marcando el inicio de una brillante carrera. Su coronación como el décimo campeón del mundo llegó en 1969, cuando venció a Tigran Petrosian en Moscú, luego de un intento fallido en 1966.

Spassky fue un jugador universal, capaz de desplegar un ajedrez agresivo y elegante a la vez. Su estilo versátil lo hacía temible en cualquier situación del juego, aunque él mismo admitió que a veces le faltaba motivación para entrenar. "No creo que Capablanca, Alekhine o Lasker hayan sufrido este problema", dijo en alguna ocasión con su característico ingenio.

Sin embargo, su mayor hito, y a la vez su mayor pesar, fue la derrota ante Bobby Fischer en el campeonato mundial de 1972 en Reikiavik, Islandia. Aquella serie, considerada un símbolo de la rivalidad política entre la Unión Soviética y Estados Unidos, atrajo la atención del mundo entero. La CIA y el KGB movieron sus fichas tras bambalinas, mientras Henry Kissinger convencía a Fischer para que jugara y la URSS presionaba a Spassky para que defendiera el honor del bloque socialista.

A pesar de las polémicas y los incidentes durante el torneo, Spassky mantuvo siempre una actitud deportiva y caballerosa, lo que le ganó el respeto de sus colegas. "Yo veía que Fischer se estaba volviendo loco. Tenía una buena relación con él", confesó años después. Con la derrota, Spassky perdió no solo el título, sino también el favor del régimen soviético. En 1976 emigró a Francia, donde se naturalizó ciudadano en 1978.

Dos décadas más tarde, en 1992, Spassky y Fischer se reencontraron en un "duelo de revancha" en la sancionada Yugoslavia, con una bolsa millonaria de por medio. Para Fischer, la decisión tuvo consecuencias legales en EE.UU., pero Spassky se mantuvo al margen de la controversia.

En sus últimos años, Spassky sufrió problemas de salud que lo alejaron del ojo público. En 2012, protagonizó un enigmático episodio al abandonar Francia en circunstancias confusas, alegando sentirse como prisionero tras un doble ictus que lo dejó parcialmente paralizado. "He vuelto a enrocarme largo", comentó con su típico humor.

El legado de Boris Spassky trasciende sus victorias y derrotas. Su estilo de juego y su integridad deportiva lo convierten en una de las figuras más queridas del ajedrez. Con su partida, el mundo pierde a un caballero del tablero, cuyo nombre estará para siempre ligado a la historia de este milenario juego.

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