El béisbol cubano amaneció hoy con una noticia profundamente dolorosa: falleció Pedro Arozarena Zayas, ex pelotero de los recordados Vaqueros de La Habana, a la edad de 54 años. Arozarena, nacido el 8 de junio de 1971 en El Mariel, arrastraba desde hacía algún tiempo serios problemas de salud, particularmente renales, hasta el punto de que uno de sus hermanos llegó a donarle un riñón en un intento por mejorar su calidad de vida.

Arozarena formó parte de una generación muy querida por la afición capitalina, compartiendo alineaciones con nombres emblemáticos como Pedro Luis Rodríguez, Rolando Laza, Rigoberto Blanco y, en la etapa final, bajo la dirección de Esteban Lombillo. Dentro de ese grupo, Pedro se ganó un espacio propio gracias a su disciplina, entrega y, sobre todo, a su temible poder al bate.

Aunque no acumuló una carrera demasiado extensa dentro de la Serie Nacional, sus números finales hablan por sí solos: 128 jonrones, 608 carreras impulsadas y un sólido average de .296. Estuvo varias veces en la preselección nacional, reflejo del respeto que generaba su rendimiento entre los técnicos de alto nivel.

Sus mejores temporadas llegaron en la primera mitad de los 2000. En 2002, disparó 19 cuadrangulares, y en 2003 alcanzó los 20, cifras que lo ubicaron entre los bateadores de mayor fuerza en el béisbol cubano durante ese periodo. Jugó entre 1995 y 2007, dejando una huella imborrable en la historia del equipo habanero.

Hoy, la comunidad del béisbol lamenta la partida de un pelotero que, más allá de sus estadísticas, será recordado por su nobleza, humildad y dedicación absoluta al deporte que amó.

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