Este 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, cubanos en el exilio y aliados realizaron protestas frente a embajadas y consulados de Cuba en América, Europa y otras regiones, exigiendo la liberación de los presos políticos y el fin de la represión en la Isla.

Las convocatorias fueron impulsadas por organizaciones como Cuba Decide y líderes opositores como José Daniel Ferrer, quien pidió convertir la jornada en un “momento global de denuncia, resistencia cívica y reclamo de libertades fundamentales”. Ferrer también instó a realizar acciones pacíficas dentro de Cuba, como cacerolazos, manifestaciones relámpago y grafitis con las siglas “DH” de Derechos Humanos.

En ciudades como Madrid, Barcelona, Berlín, Miami, Washington, Buenos Aires, Santiago de Chile, Toronto y Estocolmo, emigrados cubanos se concentraron frente a representaciones diplomáticas, visibilizando la crisis de derechos humanos en la Isla. En Berlín, por primera vez, un grupo de activistas fue recibido por autoridades locales, según informó la activista Tania Tasé.

La plataforma Cuba Decide, encabezada por Rosa María Payá, difundió carteles y publicaciones señalando los puntos de encuentro frente a embajadas y consulados en diversas ciudades, incluidas la embajada de Cuba en Washington, la misión ante la ONU en Nueva York y el restaurante Versailles en Miami.

Mientras tanto, dentro de Cuba, el régimen respondió con los métodos habituales de control: arrestos domiciliarios, vigilancia policial y cortes de internet, afectando a periodistas independientes como Boris González Arenas y a miembros de las Damas de Blanco.

Organizaciones como Proyecto Cuba X Cuba recuerdan que la crisis de derechos humanos no se limita a los presos políticos, sino que impacta a millones de cubanos que enfrentan apagones prolongados, escasez de alimentos y medicinas, y deterioro de servicios básicos, en un contexto donde “sobrevivir es un acto de resistencia”.

La fecha del 10 de diciembre, conmemorativa de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, se mantiene especialmente sensible en Cuba debido a la tendencia del Gobierno a impedir cualquier manifestación pacífica dentro de la Isla.

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