¿Excedentes agrícolas en Cuba? La contradicción del turismo y el hambre que indigna a la población
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 4 de agosto de 2025

En un país donde miles de ciudadanos deben sobrevivir día a día con lo justo –o incluso menos–, la palabra “excedente” utilizada por la prensa oficial para referirse a los productos agrícolas ha encendido la indignación. En plena crisis alimentaria, el medio estatal Cubadebate publicó un artículo que, sin proponérselo, reveló una contradicción alarmante entre el discurso del régimen y la realidad que vive la mayoría de los cubanos.
El texto, centrado en el colapso del turismo en la Isla, señalaba que entre enero y junio de 2025, Cuba recibió solo 1.360.650 viajeros, un 81% de la cifra alcanzada en el mismo periodo de 2024 (1.680.304 visitantes). Este descenso fue presentado como una de las razones detrás del deterioro de diversos sectores de la economía nacional.
Pero lo que más llamó la atención fue la justificación que se dio en relación con la agricultura. Según el artículo, “el sector agrícola, que destina un volumen significativo de su producción al abastecimiento de la industria turística, enfrenta ahora excedentes que no encuentran mercado interno alternativo”. La frase fue rápidamente eliminada de la versión digital del texto, pero no antes de haber sido leída y archivada por usuarios atentos.
Hablar de “excedentes” en medio de la escasez crónica de alimentos en Cuba supone una afrenta directa al pueblo. ¿Cómo es posible que sobren productos del campo cuando hay madres que no tienen qué dar de comer a sus hijos, ancianos que dependen de una dieta mínima y ciudadanos que hacen filas interminables para conseguir arroz, aceite o leche en polvo?
La sorpresa no solo radica en el uso del término, sino en el reconocimiento implícito de prioridades distorsionadas: alimentos que se producen en Cuba no se destinan a la mesa de los cubanos, sino al turismo. Y cuando este se reduce, esos productos tampoco llegan al pueblo.
Según el más reciente estudio del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), presentado en julio del año pasado, la crisis alimentaria sigue siendo el principal problema social del país, citado por el 72% de los encuestados. Le siguen los apagones (55%), la inflación (50%), los bajos salarios (49%), el deterioro del sistema de salud (21%) y la corrupción (20%).
El informe también señaló que siete de cada diez cubanos dejaron de desayunar, almorzar o cenar durante el periodo analizado, debido a la escasez o a la falta de dinero. Solo un 15% logró mantener las tres comidas diarias de forma estable.
Mientras tanto, el régimen admite que más del 70% de los alimentos consumidos en Cuba deben ser importados, una cifra que pone en evidencia la ineficiencia del sector agrícola nacional, sumido –al igual que el resto del país– en una profunda crisis. En los últimos cinco años, la economía cubana se ha contraído en un 11%, y sectores clave como la agricultura, la ganadería y la minería han retrocedido un 53%.
Desde 2019, se registra un “decrecimiento sostenido” en la producción de carne y leche. La situación es crítica. Y en este contexto, el uso del término “excedente” no solo resulta irónico, sino insultante. El intento de justificar el colapso del turismo terminó por exponer una verdad aún más incómoda: en Cuba, lo que sobra no es comida, sino propaganda. Y lo que falta, es dignidad alimentaria para millones.