El mercado informal de divisas en Cuba vuelve a encender las alarmas este sábado 21 de junio: el dólar estadounidense subió nuevamente, situándose en 380 pesos cubanos (CUP) el cambio, dos unidades por encima del día anterior.

Aunque pueda parecer un cambio leve, este repunte confirma una tendencia de alza que fue advertida por el Observatorio de Monedas y Finanzas de Cuba (OMFi), que proyecta nuevas subidas en lo que resta de mes.

El euro se mantiene firme en 410 CUP, mientras la Moneda Libremente Convertible (MLC) conserva su valor en 260 CUP, uno de los más bajos registrados en lo que va de 2025. Esta relativa estabilidad de las otras divisas contrasta con el comportamiento volátil del dólar, que vuelve a ganar protagonismo en medio de una creciente escasez de divisas y una reforma cambiaria que no llega.

“Lo preocupante no es solo que el dólar suba, sino que las previsiones apuntan a un valor central de 385 CUP antes del 30 de junio, e incluso podría alcanzar los 408 CUP”, advierte el OMFi. Esta proyección ha encendido las alarmas tanto entre economistas como entre los ciudadanos, que ven cómo se encarece cada vez más el acceso a la moneda extranjera, mientras los salarios en pesos cubanos pierden valor real día tras día.

En este contexto, el tan esperado reordenamiento del mercado cambiario permanece paralizado. Aunque el gobierno anunció una reforma con tasa flotante para este año, el ministro de Economía, Joaquín Alonso, admitió recientemente que “el riesgo es alto” y que aún se están evaluando “alternativas”. Esto ha dejado al país en un limbo monetario donde coexisten tres tipos de cambio: el oficial a 24 CUP, el bancario a 120 CUP y el informal, que ya supera los 370 CUP.

“La fragmentación del sistema cambiario ha generado una distorsión que favorece la dolarización parcial y castiga duramente a quienes dependen únicamente del peso cubano”, afirman expertos como Pavel Vidal y Mauricio de Miranda.

La falta de acceso a divisas por parte de la población común se traduce en más desigualdad y más presión sobre un mercado negro que sigue marcando la pauta real del valor monetario.

Mientras tanto, los cubanos enfrentan una realidad económica donde el peso nacional pierde valor aceleradamente, los precios se disparan y la incertidumbre sobre el futuro monetario crece. El reloj corre y las decisiones que no se toman ahora podrían tener un alto costo para una economía ya al borde del colapso.

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