Europa da la espalda a las marcas de EE.UU. en medio de tensiones comerciales
Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 7 de mayo de 2025

Un creciente número de consumidores europeos ha comenzado a rechazar productos y servicios procedentes de Estados Unidos, reflejando un cambio profundo en las preferencias del mercado ante las disputas comerciales impulsadas por la administración del presidente Donald Trump.
Durante años, artículos como motocicletas Harley-Davidson, whisky Jack Daniel’s o jeans Levi’s fueron sinónimo de estatus y estilo en el viejo continente. Sin embargo, el panorama ha cambiado desde que Trump impusiera un arancel del 10% a las importaciones provenientes de socios comerciales clave, incluida la Unión Europea. Esta medida provocó una reacción defensiva de Bruselas y un impacto directo en el comportamiento del consumidor europeo.
En un análisis del Banco Central Europeo (BCE), este alejamiento del consumo de productos estadounidenses no solo fue inmediato, sino que podría volverse estructural. “Los consumidores están cada vez más predispuestos a evitar activamente productos y marcas provenientes de Estados Unidos, incluso cuando tienen capacidad económica para adquirirlos”, destacó la institución en una publicación reciente.
La respuesta ciudadana no se limitó al plano comercial. En Dinamarca, por ejemplo, usuarios de redes sociales impulsaron campañas de boicot tras las declaraciones de Trump sobre su interés en comprar Groenlandia. En Suecia, dueños de automóviles Tesla llegaron a pegar etiquetas de desaprobación en sus vehículos como gesto de rechazo al director ejecutivo Elon Musk, vinculado en ese entonces como asesor de Trump.
Marcas como McDonald’s, Tesla, Heinz y Lay’s comenzaron a percibir un enfriamiento en sus ventas. El efecto, más allá del bolsillo, parece ser político y emocional. Para muchos consumidores europeos, apoyar productos estadounidenses dejó de ser una opción neutra, convirtiéndose en una decisión cargada de significado.
El BCE señala que incluso un arancel leve del 5% sobre bienes estadounidenses podría bastar para que los consumidores opten por alternativas locales o de otros países. Esto refuerza la idea de que el cambio no está motivado únicamente por precios, sino por una transformación en la percepción de Estados Unidos como socio confiable.
Aunque se logró una tregua comercial temporal en su momento, el arancel inicial se mantuvo, y la amenaza de una nueva escalada nunca desapareció por completo. Para las autoridades europeas y las marcas estadounidenses, el desafío ahora va más allá de los acuerdos políticos: deberán recuperar la confianza de un consumidor que, por decisión propia, ha comenzado a mirar hacia otros horizontes.
Este fenómeno representa no solo una consecuencia de las políticas de confrontación, sino una advertencia sobre los efectos duraderos que puede tener el uso del comercio como herramienta de presión diplomática.