Un joven fue encontrado tirado en plena rotonda de Guanabo, en la parada, sin ropa, sin zapatos, y aparentemente en estado de convulsión, mientras transeúntes y trabajadores de la zona reaccionaban con indiferencia o desprecio.

El hecho, documentado y denunciado por Jade Rubí, pone rostro a la desesperación y el abandono que vive parte de la juventud cubana.

Según testigos citados por Jade, el muchacho —de aspecto joven y visiblemente desorientado— habría vendido su único reloj por apenas 200 pesos cubanos horas antes del incidente.

En calzoncillos, sin ninguna pertenencia encima, aseguraba que le habían robado todo, salvo el reloj, que finalmente tuvo que vender para conseguir algo de comer.

Durante el episodio, fue visto convulsionando en el suelo, mientras un trabajador de una cafetería cercana le arrojó un cubo de agua, alegando que estaba “borracho” y desestimando cualquier otra condición médica.

Aseguró que el joven “no consumía químico” —una droga sintética altamente peligrosa— y que simplemente estaba desnutrido, deshidratado o al borde del colapso físico.

Jade Rubí y otros ciudadanos que pasaban por el lugar tomaron fotos y le ofrecieron una cajita de jugo, único gesto de compasión visible en medio de la desidia colectiva.

El joven, según contaron, es oriundo del propio Guanabo, pero no portaba documentación ni forma de contacto con su familia.

El caso ha encendido las redes sociales y evidenciado, una vez más, la crudeza de la crisis económica y social que azota a Cuba, donde muchos jóvenes terminan en situación de calle, abandonados por un sistema que no les ofrece ni salud mental, ni techo, ni oportunidades reales de vida.

Desde el llamado ciudadano se solicita a quien lo reconozca o pueda contactar a su familia, que acuda o se comunique. Mientras tanto, el silencio institucional sigue siendo la única respuesta frente a una realidad cada vez más insoportable.

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